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Casado dimite como presidente y le sustituye Rosell

Catalunya Caixa crea un banco en el que podrá entrar el Gobierno

Catalunya Caixa seguirá los pasos de la mayoría de las cajas y constituirá un banco para poder recapitalizarse. Pero a diferencia de las demás su consejo contempla la posibilidad de que entre en su capital público.

No tenía otra solución si quiere evitar ser nacionalizada parcialmente, y pese a ello no significa que al final se salvará de que el Gobierno entre en su capital. El consejo de administración de la segunda caja catalana aprobó, como era de esperar, constituir un banco con el objetivo de incorporar en su capital inversores privados, o incluso el Gobierno, para recapitalizarse. No en vano, Catalunya Caixa es una de las cajas con el nivel de capital más bajo, cuenta con un core capital del 6,7%, frente al 8% que reclama el Ejecutivo central si cotiza una entidad y del 10% si no lo hace.

El objetivo de la caja, según explica en un comunicado, es "preservar su modelo de negocio de banca minorista de calidad así como su obra social, caracterizada por su compromiso territorial", según señala en un comunicado.

Pero el comunicado también establece la posible entrada del Estado en su capital. La creación de un banco "permite el crecimiento de los recursos propios procedentes de inversores que pueden ser tanto públicos como privados", asegura la propia caja. Catalunya Caixa, de hecho, contactó a finales de año con Banco Sabadell para explorar la posibilidad de llegar a un acuerdo corporativo, algo que pareció muy complicado y necesitaba el apoyo de capital público -la caja ya ha recibido ayudas del FROB cuando se fusionó con las cajas de Tarragona y Manresa-. En otro comunicado separado se notifica la dimisión de Fernando Casado como presidente. El ya ex presidente, que ha estado unos tres meses al frente de la caja, explica que deja la entidad al iniciar la caja una nueva etapa, y descarta que su dimisión esté vinculada a su retribución.

Desde que se conoció su proyecto de abandonar la caja se especuló en todos los medios de comunicación y el sector financiero con que su decisión se debía a que la caja no había cubierto sus expectativas y que éste había tenido diferencias con el director general de la entidad, Adolf Todó, sobre el funcionamiento del consejo. Tras la marcha de Casado, el vicepresidente primero de Catalunya Caixa, Manel Rosell, asume las funciones de presidente.

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