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Viajes

Recuerdos de aquel Mediterráneo

Istria, cruce de culturas, es un reducto de la vieja y tranquila belleza del Mare Nostrum.

Recuerdos de aquel Mediterráneo
Recuerdos de aquel Mediterráneo

En el corazón de Istria se hablan un par de lenguas que están al borde de la extinción; también italiano y esloveno, además de la lengua croata oficial. Uno puede encontrarse abuelos cuyo padre sirvió en el Ejército austrohúngaro, ellos en el italiano, sus hijos en el yugoslavo y sus nietos en el croata. Todo tiene el aroma de tierra vieja, de lugar donde el tiempo y la historia acumulan accidentes y desventuras. Pero cada visitante que dominó este triángulo de tierra -casi íntegramente perteneciente a Croacia-, en el vértice norte del Adriático, ha contribuido con su mejor versión: el saber vivir italiano, la elegancia austriaca, la extroversión eslava.

Istria es, por tanto, un lugar donde las ciudades de aroma veneciano albergan palacios de corte vienés. Todo en el marco de unas playas aún no del todo explotadas -aunque hay alguna localidad ya convertida en resort turístico-, con calas hermosas y la vecindad de islas paradisiacas. Sin olvidar las oportunidades para conocer rincones históricos de primera categoría.

Las dos localidades de mayor importancia patrimonial son Pula, la principal ciudad de la península y situada casi en su extremo sur, y Porec. La primera, con unos 70.000 habitantes, cuenta con un monumento de primera categoría muy poco conocido fuera de la región: el anfiteatro romano, el segundo mejor conservado del mundo después del de la propia Ciudad Eterna. Con capacidad para 20.000 espectadores, no solo alberga turistas, sino que en verano acoge algunas sesiones de cine.

La localidad cuenta con el principal festival cinematográfico de la región y ha sido plató en unas cuantas ocasiones. Dispone de otros restos romanos de interés, destacando el templo de Augusto, el foro y la catedral, que se edificó en el siglo XVII sobre ruinas romanas.

Desde Pula, adonde es posible llegar desde Venecia en un tranquilo paseo en barco, lo recomendable es dirigirse al norte por la costa oeste. En la este apenas hay localidades de interés, salvo Labin, y en general es una zona de costa bastante agreste, en la que solo es posible encontrar alguna contada cala buscándola en yate privado. Eso sí, ciertas vistas en altura de la cercana isla de Cres, una de las mayores del Adriático, resultan más que recomendables.

En el oeste, en cambio, encontramos primero las islas Brijuni, antigua residencia del mariscal Tito donde recibió a las estrellas cinematográficas de las que gustaba rodearse, y que cuenta con un pequeño y curioso zoo nutrido con los animales que le regalaban dignatarios extranjeros. No faltan por aquí tampoco las playas aún secretas, de aguas cristalinas.

Más al norte queda Rovinj, una ciudad de inequívoca arquitectura veneciana. El león rampante manda en los edificios del muy bien cuidado casco antiguo, situado en una península aislada.

La última cita inexcusable de la zona es Porec, que en sus alrededores ha sido algo más explotada comercialmente pero que guarda un tesoro protegido por la Unesco: la basílica Eufrasiana, indudablemente el mejor ejemplo de mosaicos bizantinos fuera de Estambul y Rávena.

El último extremo septentrional de Istria corresponde a los únicos 50 kilómetros de costa de nacionalidad eslovena. En esa franja de tierra, Koper es la ciudad más grande y Portoroz la más turística, pero el tesoro es la pequeña localidad -totalmente peatonalizada- de Piran, otra pequeña Venecia con una hermosa plaza como protagonista.

El interior de Istria abunda en bosques espesos, localidades muy poco transitadas y tesoros poco conocidos. Uno de ellos, el canto istriano a dos voces, acaba de recibir el mismo reconocimiento que el flamenco, el de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Otro son las hermosas grutas cercanas a Pazin.

Guía para el viajero

-Cómo ir: Venecia es el aeropuerto internacional más próximo a Istria con tráfico continuo desde España. Desde Madrid hay vuelos de Iberia o Alitalia a diario. A Zagreb, capital croata, no hay vuelos directos y después el desplazamiento a Istria por carretera es similar.- Dónde dormir: No lejos del corazón histórico de Rovinj, el hotel Monte Mulini (www.montemulinihotel.com) responde al concepto actual de hotel boutique, aunque con excelentes vistas marinas. Para quienes busquen soledad, en la web www.adriatica.net es posible alquilar varios faros, incluyendo el de la pequeña isla -30 metros- de Porer.- Dónde comer: El hotel Valsabbion (www.valsabbion.hr), a las afueras de Pula, lleva años presumiendo de contar con el mejor restaurante de Croacia, y lo cierto es que en sus platos rivalizan la frescura del pescado y la calidad en su preparación.

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