A la espera del legado del Mundial y las olimpiadas
Brasil se pone a punto para recibir una avalancha de turistas.
Brasil lleva siete años sembrando en el sector turístico y ahora le toca recoger la cosecha. Desde que Lula da Silva tomara cartas en el asunto y creara la cartera de Turismo en 2003, Brasil se ha convertido en el destino turístico líder de América del Sur, duplicando la entrada de divisas (este año, 4.500 millones de euros). En 2009 Brasil recibió más de 4,8 millones de turistas extranjeros, lo que representa un impacto mínimo de la crisis ese año.
Con todo, lo más prometedor para el país ha sido conseguir la organización de dos de las bazas deportivas más importantes del mundo en esta década: la celebración del Mundial de fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016. Dos citas clave que ayudarán a dinamizar aún más el turismo del país, que ya representa el 10% del PIB.
Brasil ha puesto todo su empeño en dejar un sólido legado tras la celebración de estos dos eventos deportivos. Así, sus responsables se están empleando a fondo para potenciar el desarrollo de otros ejes turísticos, además de las 12 ciudades sede de los partidos del Mundial, como el turismo sostenible, de aventura, los destinos de golf o el turismo de congresos. Hasta 65 destinos sostenibles, como Fernando de Noronha o la reserva de Mamirauá, en Amazonia, integran el portafolio de este eje. Junto a él, el país ha comenzado a promocionar sus 107 campos de golf, repartidos por Río de Janeiro, Foz do Iguaçu, São Paulo, Florianápolis y Salvador, así como sus instalaciones para la celebración de congresos.
Con el Mundial a cuatro años vista, Brasil va a buen ritmo para ponerse a punto y aprovechar el tirón que suponen estos acontecimientos deportivos. De hecho, ya tiene listas más del 53% de las instalaciones necesarias y actualmente trabaja para adecuar las infraestructuras aeroportuarias, la movilidad urbana, la señalización turística y la cualificación de personal. El reto merece la pena, teniendo en cuenta que solo en la cita futbolística prevé recibir unos 500.000 turistas más, que moverán 1.800 millones de euros en la economía del país, alcanzando una cifra total de visitantes foráneos en 2014 por encima de los ocho millones de personas.
La otra baza turística es la de las olimpiadas. El país espera la llegada de 380.000 visitantes con motivo de este evento. Para ese año 2016 se calcula que el país recibirá 11 millones de turistas.
Pero la puesta a punto del país no solo pretende aumentar el flujo de visitantes extranjeros, sino también aumentar el tiempo de estancia y el gasto que realicen con motivo de estas dos citas deportivas, que supondrán una inversión total de 18.000 millones de euros.
El objetivo de difundir nuevos destinos tiene como meta última duplicar los turistas extranjeros en 2020 y para ello desarrolla un plan de inversiones, de 6.500 millones de euros, para potenciar el nordeste y sudeste del país, abrir 300 nuevos hoteles (70.000 plazas) hasta 2017 y potenciar el turismo doméstico.