Fondos como depósitos

Los inversores lo quieren todo. Se están volviendo comodones y prefieren huir de riesgos innecesarios. Pero además, no se conforman con cualquier rentabilidad, algo patente en los altos tipos pagados en deuda pública o corporativa o en los depósitos bancarios. Con este panorama, los fondos de inversión tienen que adaptarse si no quieren seguir perdiendo capital a los vertiginosos ritmos de 2010. La respuesta está en los fondos de renta, un producto en el que están empeñadas las gestoras internacionales, cuya virtud es que pagan un cupón cada cierto tiempo. Así, el inversor es capaz de recoger los beneficios -si hay- sin tener que vender las participaciones del fondo, como sucede con la deuda, con los depósitos o incluso con los dividendos en Bolsa. Seguro que habrá que hablar más de ellos.