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Moda

Inversión de indudable valor artístico

Balenciaga es la estrella del restringido mercado de la moda 'vintage'.

Inversión de indudable valor artístico
Inversión de indudable valor artísticoCINCO DÍAS

El tiempo dirá si estoy equivocado". Así de resuelto se muestra el anticuario Vicente Coll sobre una iniciativa en la que lleva implicado ya cuatro años: conseguir una colección de 100 vestidos de cóctel y de fiesta del diseñador español Cristóbal Balenciaga. No está lejos del objetivo: va por los 60.

Es consciente de que su apuesta es arriesgada, pero también tiene un componente de osadía que no se puede menospreciar y que está relacionado con el sistema que utiliza para conseguir estas prendas. Coll publica anuncios a toda página en diarios de información general en el que informa al público de que compra artículos del renombrado diseñador vasco y después analiza caso a caso cuáles le resultan interesantes para su colección.

Siente auténtica devoción por estas prendas. "Cuando tienes uno en las manos, eres consciente de que es una obra de arte, cómo están cosidos, las telas... Era un escultor", indica Coll. Y añade que su iniciativa no está inspirada por motivos económicos. "Quiero hacer una exposición o tal vez se los transfiera a algún museo, pero no tengo intención de venderlos ni estoy esperando a ver cuánto aumenta su precio", indica. A pesar de ello, Coll no duda de sus expectativas de revalorización a largo plazo.

"En el mundo artístico tienes que buscar exclusividad y valor añadido"

Sin duda, en el panorama español Balenciaga se ha convertido en la estrella de la moda vintage, un segmento cada vez más popular entre los fashionistas, como demuestra el hecho de que algunas estrellas prefieran asistir a galas vestidas con modelos cosidos hace 30 años. Pero otras de las figuras más cotizadas son Pertegaz, Fortuny y Pedro Rodríguez, en el mercado español, y Versace, Givency, Balmain o Gucci, en el panorama internacional.

La directora de Durán Arte y Subastas, Consuelo Durán, recuerda que en 2003 ya se hizo una subasta de una colección privada de 16 vestidos de Balenciaga en esa casa. En aquella ocasión, el que alcanzó un precio más elevado en la puja fue un traje de noche rojo, vendido por 1.422 euros, un precio inferior al que puede costar un vestido de fiesta de un diseñador actual.

Durán asegura que, en lo que se refiere a subastas, resulta vital poder añadir a la prenda otros ganchos, además de la calidad y el hecho de ser prendas antiguas, como el haber pertenecido a alguna persona de renombre. "Dentro del mundo artístico tienes que buscar la exclusividad de un pieza determinada y algo que aporte un valor añadido, como que lo haya llevado una persona importante por su faceta histórica", dice.

Las perspectivas de revalorización de este tipo de artículos también está vinculada a su faceta artística. "Hay trajes que, una vez colocados en un maniquí, y después de verlos, tocarlos y estudiarlos, entiendes que son de una belleza extraordinaria", subraya la conservadora especialista en indumentaria contemporánea del Museo del Traje Concha Herranz. "El traje combina muchos elementos, como el lujo, la armonía, el color, la calidad del textil, la decoración...".

Respecto a su valor, subraya que a lo largo de la historia los vestidos se han considerado un regalo entre monarquías, una tarjeta de presentación y una industria de lujo. "La moda es, en definitiva, un arte que trata de dar volumen de un tejido plano y en ella entra en juego la habilidad del creador", justifica la experta, para quien los trajes más importantes son aquellos más representativos de la forma de trabajo de un diseñador.

A la vuelta de la esquina y en la red

"Lo que diferencia a una tienda de segunda mano de una tienda de productos vintage es la calidad", asegura Bernardo Corachán, responsable del establecimiento Corachán & Delgado, quien resalta que, por este motivo, en la tienda se venden solo prendas especiales, que no solo fueron creadas hace 10 o 20 años, sino que han sido escogidas una a una por su calidad y personalidad. Este negocio.Para encontrar estas prendas los responsables de Corachán viajan por todo el mundo y asisten a subastas. No todas las prendas antiguas son vintage, sino las fabricadas entre las décadas de los veinte y los ochenta y con el carácter propio de la moda de aquella época. El hecho de que sea una prenda especial no quiere decir que esté firmada por un diseñador famoso. En alta costura se considera vintage un vestido de más de tres años.Este negocio inició su andadura hace cinco años en el barrio madrileño de Malasaña. Otras tiendas en Madrid son Lotta, Holala, Madrid-Vintage y Retrocity, que también tiene una sucursal en la Ciudad Condal. En Barcelona otras opciones son Retro Collective, Exodus o Le Swing.Como sucede en la moda tradicional, la web está ganando terreno poco a poco. La red ofrece la ventaja de facilitar el acceso a un producto con una distribución limitada. Algunas páginas reseñables son Spanish Moss o Fashion Dig. Modcloth comercializa prendas nuevas, pero con una inspiración vintage.

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