Los hogares siguen sin arriesgar: o ladrillo o depósitos
El Banco de España ha publicado hoy dentro de su último boletín económico un avance de la Encuesta Financiera de las Familias correspondiente a 2008.
Aunque mucho ha llovido desde entonces, este estudio contiene datos relativos al primer trimestre de 2009 y es un valioso instrumento para analizar cómo es el perfil inversor de los hogares españoles, si ha evolucionado respecto a los estudios anteriores del banco (el último data de 2005) y, sobre todo, cómo reaccionaron los ciudadanos a los primeros compases de la crisis. Pues bien, la muestra, realizada a un total de 6.197 familias, demuestra que gusto por el riesgo sigue habiendo muy poco, el justo, más bien.
La vivienda en propiedad continúa representando el 54,8% de los activos totales de las familias, eso sí, ligeramente menos que en 2005 cuando ese porcentaje rozaba el 59%. Pero esto no quiere decir que los hogares se hayan alejado del ladrillo, ya que en el apartado de otras propiedades inmobiliarias el porcentaje de hogares que posee una ha aumentado del 21% a casi un 25%.
Por el contrario, las familias que poseen algún plan de pensiones (25,7%), fondo de inversión (5,6%) o acciones cotizadas (10,4%) disminuyen respecto a tres años antes. Se trata, tal y como revela el Banco de España, de una disminución generalizada que afecta especialmente a los hogares de mayor renta y riqueza. Y, sin embargo, otro rasgo de cierto conservadurismo a la hora de decidir dónde invertir parte de sus recursos lo demuestra el hecho de que los depósitos a plazo hayan aumentado su peso en la cartera financiera de las familias (pasando del 14,7% al 25,9%).
La encuesta demuestra que los hogares son, por regla general, prudentes a la hora de fijar el destino de sus inversiones, pero sobre todo, se han ido adaptando en la medida de sus posibilidades a los cambios habidos en sus finanzas particulares. Así, entre los hogares endeudados, la deuda mediana ascendía a 36.000 euros, un 7% más que en 2005. El 50,1% de los hogares tiene algún tipo de deuda pendiente, un porcentaje que apenas ha variado respecto a lo que ocurría tres años atrás. En las familias donde no trabaja ninguno de sus miembros ese porcentaje se reduce al 21%.
Sí preocupa, en cambio, que el incremento en la ratio de endeudamiento y en la carga asociada a las deudas haya sido particularmente elevado entre los hogares cuyo cabeza de familia era inactivo (no jubilado) o parado. Por ejemplo, un 10,4% de esos hogares presentaron una ratio de deuda sobre riqueza bruta mayor del 75%, cuando en 2005 en esa situación sólo se encontraba el 5,7% de las familias.