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Análisis

El riesgo país hace peligrar la economía real

La presión contra la deuda pública encarece la financiación de las empresas, cierra el crédito al consumo y restringe las políticas expansivas.

La máxima de que el Estado somos todos se hace estos días válida en toda su crudeza. La presión que los mercados financiero ejercen sobre la deuda pública española no es una entelequia que se queda dentro de las fronteras del universo financiero, tiene efectos decisivos en la economía real. En primer lugar, se encarece la financiación para todas las empresas que tengan que emitir deuda. El Estado es el emisor con más garantías de solvencia, lo que implica que todas las empresas privadas se ven obligadas a ofrecer una rentabilidad mayor, más costes que hay que detraer de otras partidas. El efecto cascada continúa. Las Comunidades Autónomas entran en competencia y la mejor prueba son las recientes emisiones patrióticas realizadas por Cataluña primero y Valencia después con un rendimiento del 4,75% a un año.

Sin embargo, la clave está en el papel de la banca, que es quien traslada a la calle los problemas de las altas finanzas. Los depósitos que ofrecen las entidades, en búsqueda de mejorar su posición de liquidez, no son sino el reflejo de la menor capacidad del sector financiero para captar dinero. Antes de la crisis los bancos pedían en el mercado interbancario el dinero que quisiesen a tipos de mercado. Hoy por hoy no todos tienen fácil acceso a la financiación y los precios que pagan son altos, tanto en el mercado interbancario como si optan por emitir bonos. Y, lógicamente, si la banca tiene problemas para conseguir créditos, o los consigue a un mayor precio, traslada esta tensión a su actividad. Es decir, da menos créditos o los da más caros. Todo lo que se da, se quita de algún lado.

Los datos de la concesión de créditos son reveladores. De acuerdo con el Banco de España, la financiación creció a cifras de dos dígitos entre 2003 y 2007, llegando a superar el 25% anual en los dos últimos años de apogeo. En 2008 el crecimiento fue ya solo del 6% y ahí se acabó. El crédito se contrajo un 1,75% en 2009 y en el segundo semestre de 2010, último dato disponible, seguía prácticamente a los mismos niveles que hace dos años, tanto en hogares como en empresas, reflejando la congelación de la actividad, exacerbada por los problemas del Estado.

"Hay una bolsa de personas sin empleo que tiene muy difícil reciclarse"

"La percepción de riesgo es algo que nunca ayuda. Nosotros tenemos la autorización de la junta de accionistas para hacer una emisión de bonos convertibles. Pero dada cómo la está la situación, tenemos que esperar", reconocen fuentes de una compañía listada en el Ibex 35.

Los diferenciales que el mercado carga a las emisiones de deuda de entidades españolas han pasado de 30-40 puntos básicos (100 puntos básicos equivalen a un punto porcentual) a comienzos de año a consolidarse ahora claramente por encima de los 200 puntos.

Esto se traslada automáticamente al crédito. "La situación está fea. Hemos endurecido mucho los filtros y a las pymes, por ejemplo, no solemos concederles prácticamente nada. También es cierto que ellos tampoco piden. La gente no está ahora por invertir", explica el director de una oficina bancaria andaluza.

El caudal no es estrecho solo para acometer inversiones, sino también para financiar el circulante, los gastos corrientes de las empresas. Tradicionalmente, las compañías entregaban como aval los efectos de comercio, derechos de cobro de las facturas, pero los retrasos complican la situación de las empresas y hacen que las entidades financieras sean más restrictivas. "Hasta un 84% de los autónomos que piden un crédito sufren restricciones y en un 50% de los casos es directamente negado. El ICO Instituto de Crédito Oficial rechaza tres de cuatro solicitudes. La mayoría de las administraciones públicas tardan de media 158 días en pagar y conozco casos de empresarios que tienen pendientes de cobro facturas de 2009 y 2008", se queja Lorenzo Amor, presidente de la federación de trabajadores autónomos ATA. Esto lo que deriva es en situaciones insostenibles: menos consumo y más cierres de negocio.

El número de parados en España supera los cuatro millones, una tasa cercana al 20% de la población activa, una cifra que duplica el promedio de la UE y es mucho más elevada que la de cualquier otra gran economía de la región. Con los efectos que ello tiene en el consumo. "El problema es que muchos de estos parados vienen de la construcción desde el estallido de la crisis el sector ha perdido uno de cada dos empleos y se genera una bolsa de personas que tienen muy pocas posibilidades de reciclarse, lo que va a hacer que la situación dure unos cuantos años", advierte Josep Bertran, profesor de EAE Business School.

El problema del stock de vivienda

En grandes números, se considera que hay un stock de 900.000 casas sin alquilar ni vender en España. "Puede tardar cuatro años en absorberse; uno o dos en la vivienda de primera calidad", valora Yolanda Fernández, de la patronal madrileña de promotores Asprima. "Hay una parálisis total. Hace cuatro años, el 95% de las viviendas visadas se construían, ahora la cifra es mucho menor. Hay una demanda latente, pero mientras no se desatasque el crédito, no hay nada que hacer", lamenta Fernández.

El Banco de España cifra en 180.000 millones la partida crediticia relacionada con el ladrillo que es "potencialmente problemática"; es decir, que tiene visos de incurrir en suspensión de pagos o es de difícil realización. La autoridad central quiere que esta solución se resuelva sin tardanza, porque es uno de los elementos que gravitan constantemente sobre la percepción que se tiene del sector. De ahí, acciones como la reestructuración emprendida en las cajas de ahorro, las más expuestas al ajuste inmobiliario, que verán reducido su número de 45 entidades a 17 grupos.

El sector de las ventas de automóviles es otro de los que más claramente refleja la situación. En España, hoy se venden al año alrededor de un 40% menos de utilitarios que en 2007, según la asociación de concesionarios Faconauto.

El importe de la financiación para la adquisición de vehículos por particulares pasó de 14.222 millones en diciembre de 2007 a 8.125 millones al cierre de 2009, con un pronóstico de un retroceso del 40% en 2010. La partida de crédito para los propios establecimientos, para financiar el stock de coches, también ha vivido una evolución dramática: de 28.605 millones en 2007 a 10.500 en 2009 y con una proyección de ajuste del 30% cuando acabe el año. "Se está tratando de gestionar la situación de la mejor forma posible, pero es inevitable reducir gastos. Desde que acabó el Plan E el pasado 30 de junio ha habido unos 4.000 despidos en los concesionarios", reconoce el secretario general de Faconauto, Blas Vives. "Viene menos gente y se vende menos. Pero los que vienen ahora lo hacen más decididos, tienen un interés real", resumen en un concesionario.

Hay además otra derivada en clave exclusivamente financiera, que es el de la evolución bursátil. Con emisiones que tienen calificación crediticia de doble A -solvencia asegurada- rentando más de un 5%, como ocurre ahora con el bono español a 10 años, una acción de una empresa privada, cuyo futuro es mucho más incierto, se ve abocada a ofrecer mucho más para resultar atractiva. El resultado es que los inversores deshacen posiciones. Esto explica, en parte, la mala evolución del Ibex 35, que pierde un 16% en el año, en contraste con el Euro Stoxx (-6%) o el Dax de Fráncfort (+16,6%).

España, bajo la lupà

El volumen de deuda pública que acumula España rondará al cierre de ejercicio, 670.000 millones, un 63,7% del PIB. La cifra es inferior al promedio de la UE. El problema radica en el déficit, el resultado de cada ejercicio. Ahí España sí que sale mal parada. El año pasado, el déficit superó el 11% del PIB, elevando la carga de la deuda en más de 100.000 millones y este año puede situarse en el 9%. La debilidad económica merma los ingresos fiscales y aumenta el gasto público social. España se endeuda demasiado rápido. A esto hay que añadir que un endeudamiento privado sustancial. Todo eso es lo que penaliza el mercado.Esto se materializa en la prima de riesgo que los inversores exigen a los bonos españoles, medida como diferencial respecto al bono alemán, que es considerado el activo libre de riesgo. Este diferencial llegó a rondar los 300 puntos básicos esta semana (tres puntos porcentuales), pero el nuevo recorte de gastos impulsado por el Gobierno lo ha rebajado a 220 puntos.Otra medida son los CDS, contratos que garantizan el cobro de un bono en el caso de impago del emisor. El CDS español es de 290 puntos, uno de los más caros de Europa. Pero los CDS son objeto de controversia. "Llevándolo al extremo, resulta raro que un país como España no pueda pagar y un banco los CDS los crean las entidades sí esté en condiciones de hacerlo", advierte Jesús Palau profesor del Esade. La peculiaridad del CDS es que se puede comprar sin ser titular del bono cuyo riesgo supuestamente cubre.

Las cifras

27,5% es lo que se ha encarecido este año el tipo de interés exigido a los bonos españoles a 10 años, del 3,8% al 5%.2.468 millones de euros se colocaron en la última subasta hecha por el Tesoro, que fue de deuda a tres años y a un marginal del 3,797%.75% es lo que paga España de más sobre Alemania por colocar la deuda.

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