La UE califica el plan como "positivo" y "necesario"
La siempre cauta Comisión Europea tardó ayer cuestión de minutos en calificar como "extremadamente bienvenidas" las nuevas medidas de choque anunciadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Aún así, el portavoz de Olli Rehn, comisario europeo de Economía, recordó que el Gobierno ha adquirido públicamente el compromisos de llevar a cabo "en el corto plazo, otras reformas en áreas difíciles, como las pensiones y la negociación salarial". A la espera de esas asignaturas mayores, Bruselas celebró las medidas "nuevas y concretas" planteadas por Madrid, entre las que destacan la supresión de subsidios sociales o la privatización parcial de empresas públicas. "Muestran la determinación de España de seguir adelante con su agenda de reformas", celebró el departamento de Rehn.
En la misma línea se expresó el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, que aprovechó también para reprochar a algunos medios la interpretación de sus recientes declaraciones sobre las dudas de los mercados respecto a España. "Lo que yo describí y lo que algunos medios han descrito es muy diferente", señaló. Sobre el segundo plan Zapatero, calificó las medidas como "muy positivas y necesarias" y "hay que confiar que no solo tengan efectos positivos en la economía española (...) sino que ayuden también a reforzar la confianza de los mercados". El comisario y vicepresidente aseguró que a nivel europeo "se está dejando atrás lo peor de la crisis".
Más ayudas comunitarias
Pero a pesar de la mejoría, su departamento aprobó ayer la prolongación, con ciertas modificaciones del marco de ayudas de estado introducido a partir de octubre de 2008. Desde entonces, el sector financiero ha recibido ayudas por un valor de dos billones de euros. Para la llamada economía real, en cambio, se comprometieron el año pasado 81.000 millones, aunque en realidad la industria percibió poco más de 2.000 millones. El nuevo marco rebaja el umbral de exención de control de las ayudas a la industria de 500.000 a 200.000 euros; prolonga la posibilidad de ofrecer ayudas a las pymes y al capital riesgo.
En cambio, endurece el control de los subsidios a las grandes empresas y deja fuera del marco a las empresas en dificultades, para forzar su reestructuración.