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Marketing y organización de despachos profesionales

La mejora del despacho y el factor tiempo

Hay un hecho curioso en la evolución profesional de muchas personas: tras pasar años estancados en situaciones poco adecuadas para su progreso, inician un proceso de cambio... y les entra la prisa.

Aplaudimos la decisión de mejora pero no así la necesidad que se instaura en el profesional de conseguir nuevos y mejores resultados en tiempos irreales.

El resultado de la aplicación de cambios requiere tiempo, del mismo modo que en el crecimiento de un ser vivo o en un proceso de fabricación. Es más, todo proceso acelerado de manera antinatural produce no sólo malos resultados sino muchas veces desastres no enmendables.

Además, es necesario tener en cuenta que la mayoría de las veces hay que deconstruir para poder construir. Cimientos antiguos no sustentan correctamente nuevas estructuras y ello significa inversión de tiempo, recursos y paciencia.

El ser humano tiene tendencia a sucumbir al corto plazo. A pesar de entender que la necesidad de ver nuevos resultados es algo normal, debemos autoeducarnos para darnos cuenta de que la prisa es la madre de muchos errores.

Así pues, las mejores herramientas para la consecución de objetivos son el control del estrés y la gestión de la percepción del tiempo.

Para que los resultados sean óptimos, en todo proceso de mejora debe existir un guión que hay que seguir sin pasar por alto ningún paso. Además, hay que evaluar todas aquellas decisiones y acciones que se llevan a cabo para ir corrigiendo el rumbo si es necesario. La corrección temprana ahorra mucho tiempo y esfuerzo en el futuro: es mucho más fácil descoser una costura inicial que deshacer toda una prenda terminada ante la constatación de un error. Cada proceso requiere su tiempo de maduración.

¿Cuál es la raíz del problema? El origen de la prisa en la consecución de resultados es simple: reaccionamos tarde. Muchos profesionales "van tirando" sin evaluar su carrera periódicamente, sin analizar si su rumbo es el correcto, si su realidad responde a sus deseos iniciales. En un momento dado, normalmente cuando la situación es crítica, se plantean la necesidad de mejora. Entonces hay que deconstruir mucho para poder construir.

El crecimiento desordenado y la mala o inexistente planificación llevan a situaciones complejas que es necesario analizar concienzudamente para no volver a cometer los mismos errores.

La visión, la claridad en los objetivos, la paciencia y el tesón son las principales cualidades a tener en cuenta ante un proceso de mejora.

Más información en Dominguez & Guiu

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