"El desconocimiento frena la implantación"
El desarrollo de las nuevas tecnologías, como la implantación de la e-factura, es prioritario para mejorar la gestión y la competitividad de las empresas españolas.
¿Cómo se está produciendo la penetración de la factura electrónica en las pymes?
En algunos de los estudios realizados por Seres apreciamos cierta desconfianza en implantar estas nuevas tecnologías sobre las que, quizá, no tengan todo el conocimiento necesario por el momento. El mercado español está compuesto principalmente por pymes que aún no son conscientes de las grandes ventajas en la gestión empresarial que la e-factura puede aportarles.
¿En qué sectores está funcionando especialmente bien?
Los sectores más activos y donde la factura es obligatoria son los del gran consumo y automoción, donde el pedido, el albarán y la factura son tratados electrónicamente desde hace más de 20 años. El sanitario es otro de los sectores que se quiere sumar a esta tendencia. Por otro lado, el valor como documento que genera un pago y cobro hace que en las entidades bancarias tenga un alto grado de implantación.
¿Cómo está llegando a los consumidores?
Hay numerosas empresas que emiten elevados volúmenes de facturas a consumidores finales, en el sector del gas, electricidad, agua, telecomunicaciones, etc., y que han desarrollado portales para poder recibir los documentos. Sin embargo, el tener que acceder a cada uno de ellos por separado es bastante tedioso, aunque lo compensan con descuentos o condiciones especiales. Entendemos que ese tipo de estrategia es más cultural que tecnológica. A día de hoy, el entorno todavía no es el más propicio para un cambio significativo.
España había hecho las cosas muy bien hasta ahora. ¿Qué ha pasado para que se esté produciendo este parón del que ustedes se quejan?
El retraso en la publicación del plan para la generalización de la factura electrónica en España nos hizo dudar de que se cumplieran los plazos de implantación, como ahora estamos comprobando. En una coyuntura como la actual, donde la competitividad de las empresas es prioritaria, la adopción de medios para la implantación de nuevas tecnologías en las empresas (grandes o pequeñas) y en las Administraciones públicas es lo único que garantiza la convergencia con la Unión Europea y que la situación vuelva a tornarse favorable para nosotros. Además, esta tardanza e incertidumbre provoca que otras compañías extranjeras, que empezaron después pero que tienen un escenario doméstico claro y estable, estén llegando con fuerza al mercado español.