China gastará más de 900 millones en contar a sus habitantes
Seis millones de personas inician la elaboración del censo de población.
Posiblemente se encuentre entre las tareas que movilicen más recursos humanos en toda la Historia. El Gobierno de China arrancó ayer la elaboración del censo de población, un conteo especialmente complejo en el país más poblado del planeta y en el que, además de no favorecer la difícil orografía, el grueso de los habitantes vive en zonas rurales. Esos condicionantes han llevado a Pekín a recurrir a un ejército civil de seis millones y medio de encuestadores, encargados de visitar a unos 400 millones de familias y obtener datos sobre ocupación, sexo o nivel educativo, entre otros aspectos.
La iniciada ayer es la cuarta edición del titánico esfuerzo censal en el país del extremo oriente desde la instauración del régimen comunista, hace 61 años. La principal novedad instaurada esta vez es la contabilización de los residentes en la antiguas colonias foráneas de Hong Kong y Macao y la provincia rebelde de Taiwán, además de contar por vez primera a la incipiente población extranjera. En cuanto a la metodología, Pekín apuesta hoy por la residencia real, y no el lugar de empadronamiento, como forma de conocer mejor la realidad socioeconómica del país. La modificación no es menor, porque muchas decenas de millones de personas mantienen su residencia teórica en sus pueblos natales aunque habitan y trabajan en grandes ciudades.
Inversión millonaria
La Oficina Nacional de Estadísticas contará con 8.000 millones de yuanes (unos 857 millones de euros) en la elaboración del gigantesco censo poblacional. El resultado del anterior, realizado en 2000, arrojó un saldo de 1.295 millones de habitantes; las estimaciones más recientes sitúan la población actual en el entorno de los 1.340.
Durante dos semanas, cada encuestador entrará en entre 80 y 100 hogares; posteriormente, y hasta el 30 de noviembre, se efectuará una segunda ronda censal con cuestionarios más profundos a uno de cada 10.000 habitantes escogidos al azar. Los resultados oficiales no se conocerán hasta abril de 2011.
Hijos secretos que dificultan el conteo
El celo por la propia privacidad supondrá un reto adicional para los encuestadores. La política del hijo único, promovida por ley hace tres décadas, prohíbe a los ciudadanos chinos tener más de un descendiente, so pena de pagar cuantiosas multas. Por ese motivo, no pocas familias han dejado sin registrar a alguno de sus vástagos, y la Oficina Nacional de Estadística teme que no revelen la realidad a los encargados de las encuestas. Así las cosas, las autoridades de Pekín se han apresurado a anunciar una "amnistía parcial" durante la elaboración del censo, cuando las multas serán de menor cuantía que lo habitual. Según la Comisión de Población y Planificación Familiar de China, el país tendría hoy 1.700 millones de habitantes de no haberse instaurado la prohibición.