El tsunami de las fusiones bancarias
Primero fueron las cajas de ahorros. En menos de tres meses -de abril a junio- los proyectos de fusiones entre estas entidades se aceleraron de tal forma que varios de los responsables de estas instituciones, e incluso, los analistas, creen que parte de esos procesos fracasarán en menos de un año. El director general de una caja mediana inmersa en una fusión aseguraba el viernes sin complejos "si lo sé no me embarco en un proyecto a varias bandas. Crear un SIP es mucho más complejo de lo que inicialmente pensábamos, y ya creíamos que era complicado. Es horrible. Aunque saldrá adelante".
Pese a este matizado pesimismo, insistía en que "estoy convencido de que en los próximos meses veremos como algunos SIP fracasarán antes de constituirse y tendrán que unirse a otras cajas". Otro directivo del sector que está a punto de finalizar los trámites burocráticos de su fusión, corroboraba estas declaración. "En menos de un año quedarán sólo unas cinco cajas. Será como en la banca, dos grandes -Santander y BBVA- y otros tres o cuatro como mucho medianos", augura.
Ahora la oleada de fusiones le ha llegado a la banca mediana. Banco Sabadell ha sido el primero en inaugurar las operaciones corporativas bancarias en España en esta crisis. Ya tiene las autorizaciones pertinentes para absorber a Banco Guipuzcoano, objetivo que se llevará a la práctica en noviembre.
Las cajas dicen que en menos de un año habrá otra oleada de uniones
Pero el banco que preside José Oliu no está conforme. En todos los foros a los que acude reitera su ansia de crecer con compras. Es un cazador nato. Lleva más de 10 años aprovechando todas las oportunidades que se presentan en el mercado español para colocar su mirilla y disparar. Y hasta ahora parece acertar con las piezas. Pocas han sido las que se le han escapado.
Sus genes de cazador le llevaron incluso a pujar por Cajasur, pero falló la bala.
Sin embargo, insiste. Ha ofrecido su unión a todos los bancos medianos y pequeños. Y está convencido de que volverá a repetir sus hazañas. Crecer con compras.
Pastor prefiere ser independiente. Es objetivo de varios depredadores. Pero, pese a su tamaño, no es una pieza tan fácil de apresar. Su accionariado, con la Fundación Pedro Barrié de la Maza, que controla más del 40% del capital, y destacados y ricos inversores gallegos en su accionariado, le blindan ante posibles opas hostiles.
Además, su presidente, José María Arias, lleva más de 20 años defendiendo que si el banco tiene que tomar una posición será la de cazador "nunca de presa", repite cuando se le pregunta.
Ahora, entra en el tablero otro jugador hasta ahora agazapado. Bankinter, que hasta hace menos de un año defendía su independencia, ahora quiere pasar al ataque. La familia Botín, encabezada por Jaime -hermano de Emilio Botín, presidente de Santander- ha decidido recuperar las riendas del día a día de Bankinter, en el que controlan el 24%, porcentaje que subirá al 28% en los próximos días. Jaime Botín quiere que este banco naranja sea la herencia para sus hijos, sobre todo para Alfonso, vicepresidente de la entidad y que ahora ha pasado a ejercer funciones ejecutivas en el banco. Y el mercado conoce de sobra uno de los principales componentes del ADN de la familia Botín. La banca.
Los gestores de Bankinter aseguran que el banco ha iniciado una nueva etapa con el crecimiento como base. La rentabilidad llegará después. Quieren aprovechar las oportunidades del mercado, que pueden evaporarse cuando finalice la crisis.
Popular también defiende su posición compradora. También cuenta con un consejo que le blinda de opas hostiles. Banesto, otro banco presidido por la familia Botín, en este caso por Ana Patricia, hija del número uno de Santander, es el que menos ruido ha hecho sobre sus intenciones de crecer con compras. Aunque los rumores de una posible integración de Bankinter y Banesto han sido recurrentes desde que éste último pasó a la órbita de Santander, en 1994.
Pero a esta quiniela de fusiones se le une ahora los SIP de las cajas, cuya cabecera será un banco. No sorprende a nadie -tanto los responsables de cajas como de bancos lo comentan- que entre los objetivos a medio plazo de la banca está la de crecer con la compra de algún que otro banco que creen las cajas. Ahora se conformarán con las oficinas sobrantes.