El emprendedor chino no teme el cierre del grifo del crédito
Crece el número de autónomos del gigante asiático un 12% y se afianzan entre los empresarios extranjeros.
El colectivo inmigrante no es ni mucho menos ajeno a la evolución de una tasa de paro desbocada. Y eso se deja notar en aquellas personas de espíritu inquieto que deciden autoemplearse en España: el número de autónomos extranjeros experimentó un incremento del 0,9% de diciembre de 2009 hasta agosto de 2010 y ya suma un total de 199.473. Un resultado asfixiado por la sequía del crédito y que flaquea al compararse con el más que notable aumento de emprendedores chinos, que fue del 11,9%.
"Para este colectivo, la crisis está siendo una oportunidad de extender sus redes comerciales", afirma Camilo Abiétar Rubio, presidente de la Organización de Profesionales y Autónomos (OPA). "Vemos como muchos locales han cerrado o están en liquidación para ser poco después ocupados por chinos", continúa Guillermo Guerrero, coordinador del área de autónomos inmigrantes de ATA. En opinión de este experto, los efectos de la recesión son un catalizador eficaz para la expansión de sus negocios. El colectivo de autónomos chinos carece del problema de liquidez del que adolecen tanto españoles como otras nacionalidades. Y ahora además, "surgen nuevas oportunidades como, por ejemplo, alquileres más baratos". "Si tienes financiación, no tienes problemas para poner un negocio", remacha.
Otros pocos países también han visto engrosar en sus filas a personas que se deciden por un negocio propio: los italianos se apuntan una subida del 8%, mientras que los franceses apenas lo hacen un 1,8%. La mayor parte de las nacionalidades presentes en España, sin embargo, han experimentado una pérdida de emprendedores entre diciembre de 2009 y agosto pasado. Los colectivos de mayor caída: los rumanos con un dramático descenso del 8,8%. Les siguen ecuatorianos con un recorte del 5,6%, y marroquíes, portugueses y británicos que comparten una reducción del 3,2%. "La población rumana va por otro lado", explica Guerrero. "La construcción -su principal actividad- ha experimentado una parón brutal y además Rumanía está creciendo a nivel económico, por lo que se están marchando".
Sus propios jefes
La mayor parte de la actividad de los autónomos extranjeros se concentra en el comercio, explican desde OPA. Algo detrás, se encuentra la hostelería y la construcción, sectores que han experimentado un fuerte retroceso debido a la crisis. Y de nuevo el mismo problema: "la falta de liquidez", apunta Guerrero.
En el caso de los extranjeros procedentes del gigante asiático, éstos optan por actividades que en su mayor parte se reparten entre restaurantes, tiendas de todo a cien y negocios de distribución de venta al por mayor que les proveen de productos. Empresas para las que, según Guerrero, todavía hay espacio para el crecimiento: "habrá más comercios chinos".
La expansión será posible gracias a una realidad distinta en lo que se refiere al acceso al crédito que viven los chinos y su marcado espíritu emprendedor. "Su característica es la autofinanciación. Son un colectivo que rara vez acude a las fuentes tradicionales de préstamo. Y eso se debe a que se facilitan dinero entre ellos", explica Guerrero. Y es que cuando aún sigue al rojo la polémica sobre la revalorización del yuan -la moneda china- los expertos coinciden en que "no es descartable que estos comercios dispongan de dinero procedente de China".
A más comercio, mayor apertura
Hasta la fecha el colectivo chino ha sido cerrado y difícil de estudiar, apunta Guillermo Guerrero. Pero los tiempos están cambiando, y con ellos, los inmigrantes asiáticos comienzan a estar más presentes en asociaciones y organizaciones.ATA cuenta ya con algunos socios de esta nacionalidad entre sus filas y afirma que es un fenómeno que va ganando terreno. Otras instituciones como la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) engloba ya a un cada vez más elevado número de autónomos y microempresas chinas. "Los chinos empiezan a asociarse, se están abriendo". Y uno de los mejores exponentes lo podemos encontrar en el madrileño barrio de Lavapiés, explica Guerrero. Allí existe un movimiento fuerte de asociación para reivindicar derechos como la carga y descarga.