Provocación innecesaria
Diez días después de la huelga general del 29 de septiembre, el éxito o fracaso de la movilización continúa suscitando debates a todos los niveles. Mientras Gobierno y sindicatos escenifican su reencuentro a propósito de la reforma de las pensiones, en decenas de empresas los trabajadores que secundaron el paro aún esperan a la nómina de octubre para ver la factura de la huelga.
Lo más sorprendente es que algunos empleados que decidieron no parar han comenzado a recibir felicitaciones de sus compañías precisamente por eso, por no haber secundado la huelga. Como era lógico, ese reconocimiento o enhorabuena ha provocado cierto malestar entre los trabajadores y los comités de empresa de los centros que ven el gesto como una provocación innecesaria.