Nubes en el horizonte
Si hubiera que hacer un símil meteorológico de lo que está pasando con la economía española en particular y con la mundial en general no cabe duda de que los cielos no andan nada despejados. Más bien los nubarrones campan a sus anchas. El exiguo crecimiento del 0,7% para 2011 (el menor del mundo desarrollado), previsto ayer por el FMI, es buena prueba de la debilidad y fragilidad de la recuperación económica en España y de que deberán pasar más años para ser capaces de generar un PIB compatible con la creación de empleo. El propio Fondo advierte que hasta el año 2015 España no será capaz de estabilizar su deuda pública y de retornar a saldos financieros con superávit.
Pero si preocupante es el estado de la economía española, las estimaciones de la institución multilateral sobre el conjunto de áreas desarrolladas tampoco anima a ser muy optimista. Tanto EE UU como la zona euro pierden fuelle el próximo año, con crecimientos previstos bajos, que en caso de los socios comunitarios apenas llegan al 1,5%, influidos por el recorte de expectativas en Alemania. Ello provocará una desaceleración de las importaciones de estos países, y del comercio mundial, clave también para la recuperación española, vía sector exterior.
No obstante, hay razones, aunque tímidas para la esperanza. España regresará ya en 2011 al crecimiento positivo. El propio FMI mejoró ayer algo (una décima) la previsión sobre España respecto a la que realizó en julio. Además, la sorprendente fortaleza de los países emergentes, en donde sigue brillando el sol en el horizonte, prueba que la crisis está desplazando el eje económico hacia nuevos protagonistas y que la salida a la misma debe realizarse con el apoyo de ellos.
Las empresas españolas, huérfanas de poder e influencia en China e India, sí tienen una posición ventajosa en América Latina, que deben consolidar.
Mientras tanto, todas las instituciones, incluidas el Banco de España avisan de que España debe redoblar sus esfuerzos en el recorte del déficit, para dar confianza a los mercados, y en las reformas económicas, para mejorar la productividad.
Es el único camino, ya que la recuperación en España será mucho más lenta y débil de lo deseado por todos y habrá que acostumbrarse a caminar un largo trecho con nubes en el horizonte.