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Buen gobierno

Una mirada internacional a los proyectos locales

La Fundación ArcelorMittal invierte 29 millones anuales

Hace tres años, un ejercicio después de constituirse como gigante siderúrgico internacional, ArcelorMittal decidió comprometerse con las comunidades locales de los países en las que el grupo desarrolla sus actividades. A tal fin creó una fundación que, en la actualidad, dirige la española Felicidad Cristóbal.

Los proyectos en los que invierte buscan potenciar "los talentos y capacidades de nuestras comunidades, respetando sus necesidades específicas y contribuyendo a que configuren mejor su futuro", explica Cristóbal. A su juicio, la diferencia con otras fundaciones se basa en que la estrategia social se define localmente para "poder dar respuesta a las necesidades concretas de nuestras áreas".

La inversión media de la fundación en el mundo ha ascendido en los últimos años a 29,1 millones de euros, aunque Cristóbal reconoce que la crisis económica ha obligado a recortar los presupuestos de algunos proyectos, "aunque hemos intentado mantener todos nuestros compromisos".

La organización participa en 550 iniciativas repartidas por todo el mundo

En total, la organización participa en 550 proyectos diferentes en todo el mundo, repartidos en 27 países de los cuatro continentes. "Todos ellos adaptados a las necesidades locales, con las que interactuamos", indica.

Las líneas de actuación se concentran en tres áreas, como son salud, educación y promoción social. "También, ofrecemos ayuda de emergencia a comunidades afectadas por situaciones catastróficas, como el millón de dólares donado a Haití". La estrategia se fundamenta, a su vez, en la creación de proyectos para maximizar el potencial de cada comunidad, "respetando sus necesidades específicas y potenciando los recursos locales. Así, promovemos el espíritu emprendedor de las comunidades, ayudando a las personas a desarrollar sus propios talentos", afirma la directiva.

En cuanto a lo que significa dirigir una fundación con tan marcado cariz internacional, Cristóbal reconoce que la gestión conlleva "un ritmo frenético, con innumerable correos electrónicos, reuniones, llamadas y viajes". Para la actividad diaria, "nos apoyamos en nuestros corresponsales, ya que en cada país contamos con al menos una persona que coordina las actividades de la fundación", explica.

Cada proyecto debe contar con un número máximo de beneficiarios directos y debe ser objeto de seguimiento, "lo más detallado posible", tanto por la fundación como por los corresponsales. "Todos nuestros programas tienen que acomodarse a unas líneas marcadas por la fundación y tienen que ser aprobados y validados por el director de la planta", añade Cristóbal.

Asimismo, la fundación intenta que "la iniciativa parta de la filial de cada país; puesto que cada una cuenta con una autonomía para plantear las propuestas de acuerdo a las necesidades de las zonas donde actuamos". Posteriormente, la fundación estudia y valora las diversas iniciativas para seleccionar aquellas que se adaptan mejor a los principios y valores del grupo.

Entre los proyectos que engloban la cartera de actuaciones de la fundación, Cristóbal destaca la gestión de una escuela en la región de Yekepa (Liberia), dos centros de ciencias en Sudáfrica, laboratorios de idiomas en Polonia, una escuela de artes y oficios en Brasil, dos hospitales en Liberia y otro en Ucrania.

Actividad en España

En nuestro país, por ejemplo, la fundación trabaja con ONG que actúan en la Cañada Real y con un programa de voluntariado entre los empleados. En el futuro, planea construir y renovar diez escuelas en Sudáfrica y un programa de vacaciones solidarias para los empleados.

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