La Bolsa, pendiente de la salud de EE UU
Los inversores conocen esta semana los datos de PIB, confianza del consumidor y actividad
Esta semana será un buen momento para tomar el pulso a la economía americana, después de las dudas que la Reserva Federal sembró la semana pasada, al advertir que el ritmo de recuperación se estaba frenando y alzar la voz de alarma sobre las débiles cifras de inflación. El próximo jueves se conocerán los datos finales del PIB correspondientes al segundo trimestre del año; el mercado apuesta por un dato anualizado del 1,6%.
Ese mismo día, el mercado podrá empezar a calibrar como va a ir la segunda mitad del año, gracias al índice de actividad manufacturera de Chicago. Un día más tarde se divulgarán los datos de venta de automóviles en septiembre y los datos de gastos en consumo personal, una estadística relevante, toda vez que el gasto de los consumidores equivale a dos tercios del PIB.
Los analistas de Citi esperan una desaceleración de la actividad en la segunda mitad del año y advierten de que "la demanda final no es suficientemente sólida como para rebajar el desempleo". El paro se situó en agosto en el 9,6%, cerca de los máximos de los últimos 30 años.
La mala situación laboral ha minado el apoyo popular al presidente Barack Obama, que afronta unas elecciones el próximo 2 de noviembre. Los comicios servirán para renovar toda la Cámara de Representantes y parte del Senado. Los sondeos apuntan a que el Partido Demócrata quedará en minoría en ambas cámaras, lo que dificultará enormemente la acción presidencial en los dos años que restan de legislatura.
La inminencia de las elecciones ha llevado a los analistas a pensar que la Reserva Federal no tomará más medidas expansivas hasta el próximo 14 de diciembre. Sin embargo, un deterioro mayor de la actividad, que bien podrían reflejar los indicadores que se publican esta semana, podría forzar a la Fed a acelerar las inyecciones de liquidez y otro tipo de acciones. Queda descartado, por tanto, que los tipos de interés vayan a subir desde la horquilla actual entre el 0% y el 0,25%. El resultado es debilidad en el tipo de cambio del dólar, que ha pasado de cotizar por debajo de 1,2 dólares por euro a hacerlo muy por encima de 1,3.
Morgan Stanley prevé, sin embargo, que la debilidad del tipo de cambio se modere el año que viene y el cruce con el euro comience 2011 con un promedio de 1,32 dólares para ir luego reduciéndose progresivamente y terminar el año en rangos de 1,24 dólares por euro. El banco americano también pronostica una recuperación en las tasas de actividad económica, que podrían situarse en el 3% en el primer semestre del próximo ejercicio.