Un todoterreno de la empresa
Su liderazgo en la fusión entre Gas Natural y la eléctrica Unión Fenosa le ha valido el premio al mejor directivo de 2009, otorgado esta semana por la AED.
Su máxima ha sido siempre agregar valor a las empresas en las que ha trabajado. Lo hizo en los sectores de infraestructuras, alimentación, papel, siderúrgico y, ahora, en el energético. Pero también en el ámbito público hace una década. Un principio que el estadounidense Michael Porter llamó en 1980 ventaja competitiva y que ahora es tan necesario para el crecimiento económico de España.
Rafael Villaseca, un todoterreno del mundo corporativo, ha dirigido durante su carrera importantes procesos de reconversión industrial que lo convierten hoy en una referencia de la alta dirección privada. La última gran actuación de este pragmático, metódico y resolutivo catalán de 59 años fue casar el gas con la electricidad. Así, bajo su dirección crea el mayor grupo energético español: Gas Natural Fenosa, la primera compañía que integra ambos servicios en la península Ibérica, con 45.352 millones de euros en activos, presente en 23 países y con más de 20 millones de clientes.
Su papel al frente de la fusión, un proceso que comenzó dos meses antes de la debacle bursátil de 2008 tras el lanzamiento de la opa y que culminó este verano, le ha valido el reconocimiento como directivo del año 2009 de la AED (Asociación Española de Directivos), otorgado el pasado miércoles, y de la cual es socio.
"Desde que se incorporó a Gas Natural, donde ha pilotado junto a Salvador Gabarró presidente la fusión con Unión Fenosa, he descubierto un gran trabajador y su capacidad para crear valor en entornos complejos. Y eso lo consigue gracias a que aprovecha su dilatada experiencia con el único objetivo de buscar la excelencia en su trabajo", resalta Isidro Fainé, presidente de La Caixa y presidente de honor de la AED. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, le definió en la entrega del premio como "un negociador hábil, con una calidad profesional y humana que lo lleva a apostar por estrategias de largo plazo y el beneficio colectivo".
Sus allegados coinciden en que es inteligente, trabajador, responsable y correcto en el trato, pero sin estridencias. Ingeniero, especializado en Organización Industrial por la Universidad Politécnica de Cataluña, completó su formación con un MBA por la escuela de negocios IESE. "Rafael tiene una mentalidad ingenieril; se mueve con realidades materiales. Tiene claro el camino que debe recorrer y sabe sortear los obstáculos. Se ha convertido con el tiempo en un ingeniero con sentido jurídico", apunta Carlos Cavallé, su antiguo profesor y actual director emérito del IESE.
Este ejecutivo inició su carrera en la concesionaria de autopistas Acesa, controlada hoy por La Caixa (entidad con la que mantiene una estrecha relación) e integrada en Abertis. Después de pasar por la papelera Inpacsa, regresó en 1981 al sector de infraestructuras como ejecutivo de Túnel del Cadí.
Su trayectoria da un vuelco al convertirse en consejero delegado de la siderúrgica cántabra Nueva Montaña Quijano, en plena reestructuración de la industria. Allí se enfrentó a la transformación global de la empresa, tanto tecnológica como de la plantilla. Experiencia de la cual obtuvo ese "sentido jurídico", de saber operar respetando las leyes, según Cavallé.
En 1997, pilotó también en el grupo de alimentación Panrico un proceso de integración de la fragmentada compañía a nivel regional, racionalizando la industria y ampliando su red comercial hasta convertirla en líder de la bollería industrial ibérica. Además, logró la salida de la multinacional Allied Domecq y la posterior entrada (en 2001) de La Caixa.
"Es un hombre recto con renglones rectos. Una virtud que no es muy fácil de encontrar en el mundo de los ejecutivos. Ha asumido reconversiones serias y transformaciones silenciosas. Y ha incorporado criterios que no formaban parte de la ideología de la empresa, como en el caso del sector público", añade el periodista Xavier Vidal-Folch.
Vidal-Folch se refiere a su gestión hace dos décadas en la compañía de infraestructura del Gobierno autonómico catalán Gisa, donde impuso criterios empresariales en una empresa dominada por lo político. Durante su dirección puso en marcha importantes proyectos públicos: culminó el tramo final de las obras para los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992) y el eje de carreteras Eix Transversal. El sector le recuerda como uno de los hombres mejor valorados de la Administración.
Quienes le conocen sostienen que las estrategias empresariales de Villaseca están muy ligadas a las reglas de juego del tenis, un deporte al cual es aficionado y que practicó durante muchos años. Esto significa ser una persona esforzada, que intenta sacar lo mejor de sí en todo momento, buscando siempre la perfección y combinando ese duelo con la elegancia y la caballerosidad. "Cuando me ganaba no me sentía derrotado", subraya Cavallé, su entonces adversario.
Su llegada a Gas Natural se produjo en 2005. Un sector que ya le era conocido: cinco años antes (entre 1996 y 2000) había formado parte del consejo de administración y del de Enagás, entre 2002 y 2006. Villaseca combina su cargo en el grupo con la vicepresidencia en el Club Español de la Energía y es también miembro en el capítulo español del Club de Roma.
La autoexigencia, la excelencia, la presión y la productividad, como en el tenis, son, según Vidal-Folch, los pilares sobre los que se sustenta Villaseca en el plano profesional. En el ámbito más personal, destaca por su discreción. Está divorciado y tiene dos hijas. Amante de la música, en concreto de las óperas de Giuseppe Verdi, y de las escapadas a la Cerdaña o a la costa cuando desea desconectarse del trabajo.