Arnaiz anticipa el futuro de Méndez Álvaro
La consultora estrena en la vieja vía industrial su nueva sede central
Pocas calles, como esta avenida que comunica la estación de Atocha con la M-30, representan tan bien la transformación urbana experimentada por Madrid en los últimos 50 años. El progresivo traslado de la actividad fabril desde el centro al extrarradio de la ciudad ha dejado en ella muchas fábricas ruinosas y abandonadas. Sin embargo, Méndez Álvaro tiene algo a su favor. Por su trazado, está llamada a ser la prolongación natural del eje conformado por los paseos de la Castellana, Recoletos y el Prado. El ayuntamiento está trabajando en esa dirección y todo parece indicar que no pasará mucho antes de que la calle deje de ser una vía industrial en decadencia para convertirse en una vibrante avenida jalonada por espléndidos edificios.
El que la firma de arquitectos Arnaiz acaba de estrenar en la vía es la manifestación más reciente de este proceso. Construida en 18 meses con una inversión de 15 millones de euros, la nueva sede central de la consultora contribuirá a renovar el paisaje de la zona. "Escogimos esta ubicación porque está cerca de nuestras antiguas oficinas y porque se trata de una zona en transformación", explica Leopoldo Arnaiz, director general del grupo. "En un plazo breve, Méndez Álvaro estará integrado en el centro. Queda a cinco minutos de Atocha y tiene acceso directo a la M-30", precisa.
La consultora, que hasta hace poco tenía a sus 400 empleados dispersos en cuatro oficinas, concentra ahora toda su plantilla en un edificio inteligente de 17 plantas levantado sobre un terreno de mil metros cuadrados. La obra presenta una serie de peculiaridades tanto en su aspecto exterior como interior, que intentan proyectar la filosofía de sus ocupantes. "Queríamos hacer algo moderno y distinto", comenta Arnaiz, autor del diseño. La estructura acristalada del edificio tiene la forma de un cubo roto que permite ver desde fuera "las tripas" de la organización. Esto es particularmente notorio de noche, cuando la luminosidad y transparencia de la entrada dan la impresión de que el vestíbulo estuviera totalmente abierto a la calle, al mejor estilo de muchos edificios vanguardistas de Nueva York. Una capota cubre la rotura de la edificación. "Esta forma singular hace posible que la gente vea la vida en el interior del propio edificio con mayor cercanía. Permite también que recuerden con facilidad nuestra sede y que la localicen más fácilmente", explica.
Al entrar al vestíbulo, un jardín vertical da la bienvenida al visitante. Además de cumplir una función estética, sirve para humedecer el ambiente de manera natural, contrarrestando los efectos del aire acondicionado. El segundo elemento que llama la atención por su originalidad es el núcleo de ascensores, un cilindro negro que recorre la estructura de arriba abajo, como si fuera una especie de pasillo vertical. "Los edificios están más pensados para separar espacios y oficinas. Aquí es al contrario. Hemos intentado que el ascensor transmita la sensación de que se trata de un destino único".
Cada vez que el elevador se detiene en una planta, el visitante sale directamente a la sección que ocupa ese piso. Ubicar a la persona que busca no es difícil, porque las oficinas son diáfanas y desde la misma puerta del ascensor puede dominar visualmente toda la planta en un ángulo de 180 grados. Y si los cristales permiten que desde fuera se pueda ver la vida del interior de la empresa, desde dentro no podía ser diferente. "Vas descubriendo Madrid al tiempo que subes", dice David Rubio, arquitecto de la firma que colaboró en el diseño de la sede.
Las sorpresas continúan en el aparcamiento que, como dice Luis Arnaiz, arquitecto del estudio que también participó en la concepción del edificio, "no es un trastero de coches, sino una extensión de la oficina". En efecto, lejos de ser ese sitio frío y sombrío, el de Arnaiz es un estacionamiento de color naranja y plazas de garaje algo más anchas de lo normal. En cuanto al ahorro energético, se cumple de manera pasiva. "No se han instalado aparatos para controlar el consumo", explica Rubio, "sino que el propio edificio genera ahorros". Los cristales de diferentes tonos de gris, por ejemplo, gradúan el paso de la luz según la orientación de cada área respecto al sol, haciendo innecesario el uso de focos. "En general, no hay luces encendidas".
La empresa
Arnaiz consultoresNegocio: 35 años de experiencia en arquitectura, urbanismo, gestión y desarrollo inmobiliario.Plantilla: 400 empleados de diferentes disciplinas: arquitectos, ingenieros, abogados, aparejadores, delineantes, etc.Ingresos: 60 millones de euros en 2009.Delegaciones: diez en España y siete oficinas en el extranjero.Ocupando el edificio: tres semanas.
"Madrid es una ciudad muy digna"
El despacho de Leopoldo Arnaiz, director general del grupo, está en la novena planta del edificio, desde la que se puede contemplar la zona sur de la ciudad, un punto de vista privilegiado para cualquier urbanista. "Madrid ha crecido relativamente bien comparado con otras ciudades. Los barrios han alcanzado un nivel de desarrollo alto. Es una ciudad muy digna". El arquitecto está concentrado ahora en la organización de un centro de formación que abrirá a final de año. Impartirá sus clases en las dos primeras plantas y tendrá un enfoque "muy práctico".