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Podría quedar bajo control chino

La próxima salida a bolsa de General Motors despierta emociones encontradas

La próxima salida a bolsa de General Motors (GM) y el supuesto interés del capital extranjero por tomar una participación sustancial en la compañía está causando que EE UU se plantee que su icono industrial quedará bajo control chino.

Hace escasos años, la idea de que General Motors, la esencia del corazón industrial estadounidense, pasase a estar bajo control de capital extranjero, especialmente asiático, habría provocado al menos carcajadas.

Al fin y al cabo es la empresa que construyó miles de camiones, tanques, motores de aviación, blindados y otro equipo militar que fueron clave para la victoria estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.

GM ha sido tan básica para Estados Unidos, que en 1953 el entonces presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, nombró al presidente de General Motors, Charles E. Wilson, secretario de Defensa.

Wilson fue quien inmortalizó el binomio EE.UU.-GM con la frase "durante años pensé que lo que era bueno para el país era bueno para General Motors, y viceversa".

Así que no es difícil entender la reacción que está produciendo la idea de que la empresa china SAIC Motors está considerando la adquisición de una participación en GM cuando las acciones del gigante del automóvil vuelvan a cotizar a Bolsa, lo que está planificado que ocurra en noviembre.

En el periódico "Detroit Free Press", una caricatura presenta al supuesto nuevo jefe chino de GM haciendo ofertas de empleo a niños estadounidenses.

Uno de los comentaristas del periódico, Mike Thompson, escribe hoy en su blog que está seguro de que "muchos se muestran escépticos ante la perspectiva de que una empresa extranjera (especialmente con lazos cercanos a la represiva dictadura china) compre una parte de la compañía estadounidense que fue rescatada con dinero de los contribuyentes estadounidenses".

Thompson se refiere a alrededor de 50.000 millones de dólares que el Departamento del Tesoro estadounidense entregó a GM el año pasado para proceder a su reconversión después de que la empresa se declarase en quiebra.

A cambio de esa cifra, el Gobierno estadounidense controla desde entonces el 61 por ciento del capital de GM.

Las autoridades canadienses también contribuyeron con unos 10.000 millones de dólares a la reconversión de GM, por lo que tienen un 11,7 por ciento de la compañía. El resto se divide entre el sindicato United Auto Workers (UAW), con un 17,5 por ciento, y los antiguos acreedores de la compañía, con un 9,8 por ciento.

La salida a bolsa de GM permitirá que estos inversores recuperen al menos parte del dinero que entregaron a GM.

Pero para algunos medios de comunicación, aunque recuperar el capital invertido es lo apropiado, que una compañía extranjera se aproveche del saneamiento de General Motors es menos deseable.

Para los mismos comentaristas, no parece tan problemático que gran parte de la estrategia de futuro de GM pase por vender la máxima cantidad de vehículos posible en China, el mercado con más potencial del mundo, o mantener desde hace años acuerdos de cooperación con empresas del gigante asiático.

Por ejemplo, GM y Shangai Automotive Industries Motor Corp (SAIC) tienen empresas conjuntas para la producción de motores, transmisiones y vehículos tanto en China como en India.

GM también tiene empresas conjuntas con otras empresas chinas como Wuling Motors y FAW Group.

El Departamento del Tesoro estadounidense no ve con tantos problemas la entrada de capital chino en GM.

La semana pasada, las autoridades estadounidenses publicaron las pautas de la salida a bolsa. Sus principales prioridades son "maximizar la devolución a los contribuyentes" y que los títulos estén disponibles "a todos los inversores" en "múltiples geografías".

El Departamento del Tesoro también indicó que "no se implicará en decisiones referentes a la distribución de acciones a compradores determinados".

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