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Viajes

Una capital que rinde culto al agua

El casco histórico de Berna se ha mantenido intacto durante siglos

Panorámica de la ciudad en la que se aprecia, en primer plano, el río Aare
Panorámica de la ciudad en la que se aprecia, en primer plano, el río AareST / Swiss Image

El santo y seña de la capital suiza es la figura del oso. El origen de la palabra Berna viene de bär, oso en alemán, y la silueta de este animal forma parte de su escudo heráldico. Será por este motivo que la entrada más majestuosa al casco histórico se hace desde el foso de los osos (Bärengraben), desde el cual se observan los tejados de la catedral y de todas las iglesias del centro, el inicio de sus calles empedradas y las casas centenarias que miran al río Aare.

Los osos están de estreno; las autoridades de Berna acaban de habilitar unas nuevas instalaciones para que more la pareja que habita la ciudad y sus crías, dejando vacías las antiguas. La obra ha costado siete millones de francos suizos, unos 5,2 millones de euros.

También en este punto nace otro de los símbolos de la ciudad: las lauben, o arcadas. Es frecuente que los bajos de los edificios del centro, donde están situadas la mayor parte de las tiendas chic de la ciudad, estén protegidos por arcos, de tal forma que los seis kilómetros que abarcan estas construcciones conforman el centro comercial cubierto más extenso de Europa. Y seguramente uno de los más antiguos: algunas de las casas de piedra arenisca que lo forman comenzaron a construirse en el siglo XV, después de que un incendio devastara por enésima vez las casas de madera típicas de la zona en 1405.

Las calles del centro cuentan con 13 fuentes medievales profusamente decoradas

A pesar de que en Berna las temperaturas nunca son demasiado elevadas -en verano las máximas rondan los 20 grados-, alrededor del río Aare ha surgido una cultura de respeto al agua que se plasma en el vanguardista diseño de la plaza del Ayuntamiento, donde los niños acuden a remojarse durante esos días algo más calurosos de la época estival.

Fuentes medievales

Las chorros intermitentes de esta explanada parecen una reinterpretación de otro de los atractivos turísticos de la capital suiza, como son las 13 fuentes medievales diseminadas por todo el casco histórico.

Recorrer esa zona antigua en busca de esta fuentes resultará una buena excusa para visitar el resto de monumentos de Berna, como son el pórtico de la catedral, el Parlamento y la solemne Torre del Reloj, la más antigua de la ciudad, con casi 800 años de historia.

También es posible es visitar, previo pago, la casa en la que vivió Albert Einstein durante su estancia en la ciudad. En el plano artístico, Berna cuenta con el Zemtrum Paul Klee, donde se encuentra gran parte de la producción del pintor que nadó a medio camino entre el surrealismo y el expresionismo.

Guía para el viajero

Cómo ir. La aerolínea alemana Lufthansa ofrece conexiones entre Madrid y la capital suiza. Otras ciudades de renombre del país, como Basilea o Ginebra, tienen vuelos directos con España operados por otras compañías como Swiss o por firmas low cost como Air Berlin o Easyjet. Desde estas localidades puede llegarse a Berna en tren (los horarios y los precios pueden consultarse en www.sbb.ch).Dónde dormir. El hotel Telegraaf es un establecimiento de cinco estrellas ubicado a escasos metros de la plaza del Ayuntamiento, en pleno caso histórico.Dónde comer. Muy cerca del foso de los osos está la brasserie Altes Tramdepot (+41 31 368 14 15), heredera de la tradición germánica en cuanto a la estructura del local y la oferta de platos. En ella puede degustarse rösti, un plato típico de patata desmenuzada con cebolla y queso emmentaller. Otra opción es el Kloetzlikeller (+41 31 311 74 56).

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