"Andalucía es líder europeo en terapias avanzadas"
El ex ministro de Sanidad piensa que las células como fármaco y la genética son la medicina del siglo XXI. Además, cree que la educación es básica si se quieren mejorar los resultados de I+D
De ministro de Sanidad ha vuelto a investigador sin hacer mucho ruido en el cambio. Bernat Soria (Carlet, Valencia, 1961) ha vuelto al Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), del que fue director e impulsor, para seguir con su trabajo de terapia celular para la diabetes. La biología molecular estudia los daños en el ADN y la terapia molecular o avanzada busca el uso de las células como fármaco para regenerar las dañadas. Si se le pregunta sobre la actual política de ciencia del Gobierno, sobre la que tuvo responsabilidades, y sobre los recortes en las subvenciones a la I+D, decide no contestar: "No se le oculta que yo era ministro hace apenas dos años".
¿Por qué Andalucía apuesta tan fuerte por las terapias celulares?
Esto tiene una perspectiva histórica que arranca en 2002, que tiene que ver con una apuesta por la investigación en células madre y otras terapias avanzadas, no solamente terapia celular, sino génica. Es una apuesta de la Administración. Por tanto, el sistema sanitario andaluz facilita este tipo de transferencia. Y es una apuesta, hace ya casi diez años, de una serie de gente que decía que las terapias avanzadas son la medicina del siglo XXI. Lo que hace Andalucía es posicionarse en la medicina del siglo XXI.
"A mí me gustaría que la iniciativa privada participara más y que participase desde el principio"
¿Y cuál es el nivel español en estas terapias?
Si uno compara la investigación de EE UU, de Asia, de Europa, ve que Europa continúa siendo líder en la generación de conocimiento, pero no tanto en la transferencia del conocimiento a los sectores económicos o a sus aplicaciones en salud. Dentro de Europa, Andalucía, y España es el país donde más se promueven ciertos ensayos clínicos. Andalucía es la región europea líder, con más ensayos clínicos en terapias avanzadas. Esto puede sorprender, pero a los hechos me remito. En este momento hay diez ensayos en marcha de terapia celular, lo que no se da en ninguna otra región.
Las terapias celulares, a corto y medio plazo, ¿en qué pueden ayudar a un paciente?
La gente está acostumbrada a que el medicamento sea una pastilla, una molécula química. Desde hace unos 10 o 15 años se empieza a hablar más de la idea de que en ciertas patologías, donde lo que falla es una célula, podemos devolver esa célula al paciente, eso mejoraría su enfermedad. Entonces se trata del uso de las células como medicamento. Está dentro del ámbito de la medicina, de la farmacología. Pero claro, la producción de células no es lo mismo que la producción de sustancias químicas o de pastillas. Y eso obliga a un programa de formación específico, que se ha puesto en marcha en Andalucía. Estamos generando el marco necesario en investigación, en formación y en aplicaciones clínicas para que los medicamentos celulares puedan entrar en la sanidad.
¿No se generan demasiadas expectativas para los pacientes?
Hay un error ahí. Hay que ser muy cuidadoso en la comunicación. La investigación de laboratorio, que uno hace con animales, es una investigación que sugiere una aplicación, pero no garantiza la aplicación, pueden pasar años, en el caso de que aparezca.
Respecto al cáncer, ¿a qué punto se ha llegado?
En primer lugar, se trata de identificar las células madre del cáncer. En muchos tipos empiezan con una célula madre que coge un mal camino. Si identificas esa célula y la matas, matas la patología. Esa sería la primera aplicación. Otra, que está en este momento en el terreno experimental, no en el clínico, es el uso de las células madre, dirigirlas hacia el cáncer con genes suicidas y matarlo. El cáncer tiene una cierta capacidad para incorporar células dentro. Una posibilidad que está funcionando en ratones es que esas células madre se metan dentro del cáncer y lo maten.
¿A la iniciativa privada le interesan las terapias avanzadas?
La iniciativa privada sabe que las terapias avanzadas es el ámbito donde se van a generar aplicaciones y, por lo tanto, hay unos nichos económicos importantes. A mí me gustaría que la iniciativa privada participara más y que participase desde el principio. Me gustaría que España tuviese una industria biotecnológica y biofarmacéutica potente, ya que tiene una ciencia potente. Lo que ocurre es que en un momento de crisis no es fácil levantar recursos privados que deberían entrar al principio, porque es cuando más se pueden beneficiar. Hay un campo para los fondos públicos y un campo para los fondos privados. A medida que se acercan las aplicaciones, es cuando tiene que entrar el sector privado, concertando con el público, que permita que si esa aplicación va a generar beneficios, una empresa cree empleos, se genere en nuestro país y cerca de donde están los investigadores.
"La bata está colgada"
Soria asegura que su tiempo para estar en el laboratorio pasó, sólo acude allí por "una necesidad propia, más que del experimento". Su tiempo como investigador sénior lo dedica fundamentalmente a gestiones y a coordinar: "Hay que ser realista, a medida que uno asciende en edad y en posiciones, está más en gestión y menos en pipeteo"."La bata la tengo allí colgada", cuenta como un torero que se corta la coleta. "Ahora tengo que hacer las cosas que los otros no saben hacer", explica. "El primer año lo he dedicado fundamentalmente a pedir ayuda a organismos públicos para conseguir financiación para el laboratorio".Asegura que igual que la ciencia es el arte de lo soluble, la política es el arte de lo posible, y él está satisfecho con lo que pudo hacer como ministro. "Las cosas que no puede hacer, se están haciendo".
Ciencia. "El resultado en I+D no es bueno"
En sanidad, España está a buen nivel, ¿por qué no da el salto cualitativo en I+D y en ciencia?En sanidad se hicieron las cosas y salieron. Se hizo una Ley General de Sanidad, hace 25 años con Ernest Lluch, y tenemos uno de los sistemas sanitarios mejores del mundo. En 2008 nos ponían en el cuarto lugar. Sin embargo, en educación e investigación no somos los cuartos del mundo. En investigación, en producción, estamos en el noveno lugar, pero en calidad de la producción, estamos en el lugar 30 o 40. Ese resultado no es bueno. Tendríamos que hacer un esfuerzo muy grande y decidido, donde no valieran excusas, para que el valor de la educación, del esfuerzo, del estudio, se incorporara a nuestras aulas desde los primeros momentos y, por supuesto, también en la universidad. Sé que el esfuerzo es a medio y largo plazo, que no hay una solución a corto plazo, pero el esfuerzo lo haría en educación, desde el principio, desde los seis años. Volcarnos en ella y en una serie de valores, como que las cosas salen bien cuando se intentan. Eso, al final, genera un entorno científico y tecnológico potente, y de ese entorno potente es del que se nutren las empresas competitivas. Si no, esto no va a salir.¿Con que está más satisfecho de su etapa de ministro?Muchas cosas. A nivel personal, como experiencia no tiene comparación. Es un servicio a mi país. Se hicieron propuestas en el ámbito de prestaciones de servicios, el plan de salud bucodental, la incorporación de nuevos medicamentos, reforzar la Agencia Española del Medicamento y la Organización Internacional de Trasplantes, el plan para celiacos, la investigación en diabetes y enfermedades raras, el programa de terapias avanzadas, y se promovió la investigación independiente, es decir, no comercial. No he hecho el listado, pero para dos años en el cargo, es largo.