La deuda de la banca española con el BCE se modera en agosto hasta los 109.793 millones
La deuda de las entidades españolas con el Banco Central Europeo (BCE) se moderó en agosto hasta los 109.793 millones de euros, tras registrar dos récords consecutivos durante los meses de junio y julio, según datos del Banco de España recogidos por Europa Press.
Los bancos españoles dispararon las peticiones de financiación en junio hasta los 126.300 millones y en julio hasta los 130.209 millones de euros como consecuencia de las dificultades para financiarse en el mercado.
Sin embargo, la relajación de las tensiones en el mercado interbancario y de deuda ha permitido a las entidades moderar de nuevo sus peticiones en agosto, que ha registrado el primer descenso desde el pasado mes de abril, aunque el dato es el tercero más alto de la historia y eleva en un 46% el dato de hace un año, cuando se situaba en 74.820 millones de euros.
El 25% del total
De este modo, la representación de la deuda española en relación a la finanaciación que el BCE concede al resto del Eurosistema se situó en agosto el 25%, desde el 30% que suponía en julio. En contra de la banca española, el Eurosistema ha moderado sus peticiones en el último año y en agosto se situaban en 428.464 millones de euros, un 25% menos que hace un año.
Estas cifras representan el saldo vivo que las entidades residentes en España tienen pendiente de devolver al BCE como consecuencia de la financiación que el instituto emisor les ha concedido previamente, y supone una media de las operaciones diarias que se realizan durante el mes.
Dos meses récord
Desde junio de 2009, las peticiones de financiación de la banca española se habían mantenido más o menos estables entre los 70.000 y los 80.000 millones de euros, hasta que en junio y julio se disparó por encima de los 125.000 millones de euros.
Los expertos subrayan que si las peticiones de liquidez continúan moderándose podría registrar descensos en los próximos meses y volver a las tasas de principios de año, aunque subrayan que dependerá de cómo evolucionen los mercados y de si desaparecen la desconfianza y la incertidumbre que aún persisten.