Un destino empresarial ineludible
China ha pasado de fabricante a potencial consumidor de productos 'made in Spain'
Muchas empresas españolas, sobre todo las pymes, siguen percibiendo China como un país que ofrece una excelente plataforma industrial para la fabricación y exportación de productos a otros mercados y una oportunidad para reducir su estructura de costes. En base a este planteamiento, el 70% de las inversiones que España ha realizado en China han sido industriales, orientadas a la exportación, normalmente con capital 100% español. En torno a 800 empresas españolas han efectuado inversiones directas e indirectas en el país, que representan alrededor de 5.000 millones de euros
Esta percepción de un país que acaba de superar a Japón como segunda potencia mundial es, según Eduardo Morcillo, director general de Interchina, un error que considera prioritario modificar cuanto antes. "La realidad es que China está cambiando un modelo de crecimiento fundamentado en el pasado en una estructura de aumento del PIB en base a las inversiones industriales y a una balanza comercial positiva. A partir de 2002, el Gobierno chino decidió modificar esa estructura, basando el crecimiento del PIB, en buena parte, en el aumento del consumo doméstico".
Esta política ya está dando sus frutos. En el primer trimestre de este año, China ha crecido un 11,9% y, por primera vez en muchos años de su historia moderna, el incremento ha venido de la mano de la inversión, sobre todo pública, orientada fundamentalmente a infraestructuras y mecanismos de apoyo social (hospitales, autopistas, escuelas, etc.), no a inversión industrial, y del consumo interno, que ya representa entre el 38% y el 40% del PIB. Y, también por primera vez, la balanza comercial ha sido negativa; China ha mantenido balanzas comerciales positivas desde hace 20 años.
Las expectativas del Gobierno chino para los próximos 10 años son pasar de una clase media de 160 millones de personas a 600 millones. "Si lo logra, va a ser uno de los mayores cambios socioeconómicos en la historia moderna", asegura el máximo responsable de Interchina, consultora fundada en 1994 para ofrecer apoyo a los empresarios en el gigante asiático.
¿Y cómo afrontan estos cambios las empresas españolas? "Lo primero que tienen que hacer es cambiar el chip. La oportunidad ya no está en el bajo coste, porque para conseguir que el pueblo chino consuma están subiendo los salarios, que ahora se sitúan entre 1,8 y 2 dólares la hora", subraya Morcillo, quien además añade que una instrucción reciente del Gobierno chino exige a las empresas, tanto públicas como privadas, que incrementen los sueldos entre un 10% y un 15% este año.
Interchina estima que para los próximos cinco años el coste industrial bruto chino va a subir un 8% anual. Esto lo vincula a que el renminbi, la moneda nacional, se puede revaluar entre un 3% y un 5% anual y que van a desaparecer los incentivos a la exportación, estructurados a través de la devolución del IVA. "Podemos enfrentarnos a un escenario donde el coste de comprar en China productos nacionales se vea incrementado cada año entre un 11% y un 14%. Por tanto, las empresas españolas no pueden seguir considerando China como un país para producir exclusivamente, sino también para vender", insiste.
La segunda cuestión es dar con el segmento ¿dónde están las oportunidades? Las más obvias se encuentran en los sectores de automoción, salud, químico-farmacéutico, equipamientos hospitalarios, medio ambiente, energías renovables, alimentación y bienes de consumo de lujo. "En todos ellos España puede estar presente", concluyen en Interchina.