El pronóstico Hindenburg del matemático ciego y armado
Sólo con un vistazo en la aplicación Google Trends, que permite observar las tendencias históricas en el número de búsquedas que los usuarios de internet hacen referidas a un determinado término, se puede averiguar el fugaz estrellato del término Hindenburg Omen. La frecuencia de búsqueda del término se disparó hasta 157. Este dato refleja la desviación respecto a la frecuencia habitual de búsqueda del término. Para hacerse una idea del fenómeno, en el momento álgido del vertido de BP en el Golfo de México la frecuencia de búsqueda de los términos "BP Spill" sólo llegó a 57. El Hindenburg Omen es, pues, una idea popularizada en la Red al calor de la ausencia de noticias y del gusto del ser humano por la profecía. Y se trata de una señal de alerta que avisa, cómo no, de un inminente desplome en los mercados -¿alguna vez ha habido un profeta optimista?-. Se activa cuando más del 2,5% de las acciones de la Bolsa de Nueva York están en máximos de 52 semanas y más de 2,5% está en mínimos a este mismo plazo. Si, además, el índice NYSE está más alto que hace 50 sesiones, el oscilador McClellan está en lectura negativa y los valores en máximos no son más del doble de los valores en mínimos, el mundo está al borde del Apocalipsis. Este sistema advirtió del desplome de las Bolsas en junio de 2008, poco antes de Lehman, y según sus defensores ha anticipado todas las grandes caídas de las Bolsas desde 1987. Lamentablemente, según el Wall Street Journal, es un sistema pródigo en lanzar falsas alarmas. Y tan curiosa como la popularidad de este sistema de alerta es la personalidad de su creador: Jim Miekka. Es un matemático que vive a caballo entre Maine y Florida, que se quedó ciego en un accidente de minería con 26 años -ahora ronda los 50-, que utiliza una rara tecnología para practicar el tiro al blanco y que se ha convertido en una personalidad en los mercados estadounidenses. Quizá, pensándolo bien, tenga razón y estamos al borde del desastre.