Parques temáticos: la adrenalina está en las cuentas
El balance económico de los grandes complejos de ocio españoles reproduce las curvas de una montaña rusa. La última caída libre comenzó hace dos años
La máxima de todo emprendedor es ser capaz de afrontar riesgos a la hora de abrir una empresa. Pero si el negocio a dirigir es un gran parque de entretenimiento, se ha de estar también dispuesto a resistir emociones fuertes. Tanto mayores según sean de titánicas las pretensiones del proyecto. Pues tales complejos requieren enormes inversiones, amortizables a muy largo plazo, y son especialmente sensibles a los cambios en las tendencias sociales. Y por supuesto, a las crisis.
De los cerca de 150 recintos de ocio existentes en España, los temáticos suponen un tercio del total de ingresos generados. Los "cuatro fantásticos" -Port Aventura, Isla Mágica, Terra Mítica y la Warner- y por extensión, el parque de atracciones de Madrid, generan al año más de 200 millones de euros. Los arranques, entre finales de los 90 y el nuevo siglo, no fueron fáciles y ya en 2003, con la estabilización del reparto de mercado, se dio el primer traspié. Un replanteamiento estratégico y, en algunos casos, un eventual cambio de propietarios les permitieron remontar el vuelo. Así, en 2007 se llegó a una facturación de 259 millones frente a los 201 registrados en 2004. Entonces irrumpió la recesión y los planes de crecimiento se derrumbaron como un castillo de naipes. El año pasado dejó un decepcionante volumen de 207 millones de euros, una caída interanual del 14%, según los informes de la consultora DBK. Para este año, los parques temáticos consultados declinaron dar cifras o estimaciones por encontrarse en temporada alta.
Nuevos aires en Terra Mítica
Los parques temáticos tienden también a rodearse de controversias, directamente ligadas a la especulación inmobiliaria. El ejemplo más convulso ha sido el de Terra Mítica, en Benidorm. En 1992, con Eduardo Zaplana en la alcaldía, un incendio provocado arrasó una zona forestal "no urbanizable". Años después, ya en la presidencia de la Generalitat, Zaplana modificó el reglamento para facilitar un cambio de calificación del suelo y permitir la construcción de bienes de interés cultural. Terra Mítica surgió a iniciativa del propio gobierno valenciano, que financió el plan junto con Bancaja, hoy en proceso de fusión con Caja Madrid, y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). El proyecto, sobre 450 hectáreas del área siniestrada, contaba con un presupuesto de 240 millones. En 1998 se puso la primera piedra y dos años después, con la inauguración del parque, el coste final ascendía a 376 millones. En 2004, la sociedad entró en suspensión de pagos por deudas en torno a los 10 millones de euros. Con la venta de la reserva de suelo, por valor de 85 millones, se consiguió evitar la quiebra.
La dirección del parque alicantino ha experimentado un prometedor viraje con la llegada, el verano pasado, de Juan José de Torres, antiguo responsable del Oceanografic de Valencia y artífice del exitoso cambio de imagen del Parque Warner de Madrid. La herencia, sin embargo, es algo envenenada, con unas pérdidas en 2009 de 16,4 millones.
Su primera maniobra ha sido la incorporación de personajes asequibles como la abeja Maya o Vickie el vikingo, ante la carencia de referentes infantiles. Y desde finales de julio, la gestión del complejo la lleva a cabo el operador de parques acuáticos Aqualandia-Mundomar, que se adelantó a Parques Reunidos y Aspro en la adjudicación. Pagará 1,8 millones anuales por el alquiler del recinto, con una opción de compra de 75 millones, que serviría para liquidar los 24 millones de deuda.
Aqualandia anunció recientemente que invertirá 15 millones para la reforma del parque en tres fases anuales. La primera empieza el próximo día 15 y esto supone un adelanto de tres meses respecto al cierre habitual del recinto, que afectará tanto a los cerca de 600 empleados como a los empresarios hosteleros de la región.
Port Aventura, el más rentable
El decano y único temático rentable -en 2009, ganó 45 millones- en España nació ligado a la expansión de Disneyland hacia Europa, a la que optaba Cataluña. Con la elección de París, el gobierno de Jordi Pujol ideó entonces un sustitutivo al amparo de dos operadores, el británico Tussauds (hoy propiedad de Merlin) y el americano Anheuser-Busch, asimismo fabricante de cervezas. Las catalanas Fecsa y La Caixa también participaban en el proyecto. Con una inversión de 280 millones de euros, en 1995 inicio su andadura en la localidad tarraconense de Salou y no fue hasta 2004 cuando empezó a presentar beneficios.
Tras las diferencias con los socios extranjeros y el fiasco de la breve gestión de Javier de la Rosa, el control pasó a manos de la entidad barcelonesa. A través de Criteria, la Caixa ha logrado convertir a Port Aventura en un referente europeo que suele figurar entre los seis parques más visitados del continente, pese a la salida de Universal hace cinco años. Y en 2007 se alcanzó un récord de 4,1 millones de visitantes que, sin embargo, no ha vuelto a repetirse.
En diciembre de 2009, Criteria vendió el 50% de Port Aventura al fondo italiano Investindustrial. La última operación ha sido el traspaso de la gestión de sus tres parques de golf a la suiza Troon Golf.
Lavado de cara en Parque Warner
El capricho de Alberto Ruiz-Gallardón abrió sus puertas en 2002 con la intención de discutir el liderazgo de Port Aventura. San Martín de la Vega, al sur de Madrid, fue el lugar elegido para desarrollar el proyecto lúdico, que originalmente pretendía extender sus brazos hasta erigir un descomunal resort con centros comerciales, zonas residenciales, parques acuáticos, campos de golf, etc. Contó con una inversión de 379 millones y con la propiedad accionarial de la Comunidad de Madrid, Caja Madrid, Fadesa, El Corte Inglés, NH y la operadora norteamericana Six Flags. Ideado para recibir cerca de 3 millones de visitas anuales, el parque vio reducidas sus expectativas a poco más de un millón en los cuatro primeros años. Con pérdidas de 34 millones y una deuda acumulada de 200 millones, la Comunidad decidió vender el parque a la inmobiliaria Fadesa, que ahora suma el 74% del capital. El contrato se cerró por 25 millones y el acuerdo para que lo explotara durante diez años Parques Reunidos, propietario a su vez del parque de atracciones de Madrid. En 2008, bajo la dirección de Juan José de Torres, ganó 580.000 euros, mientras que en 2009 la deuda bajaba de los 200 millones -ese año volvió a registrar unos números rojos de 4,69 millones-.
Al rebufo de la Expo 92, el parque sevillano Isla Mágica comenzó su primera temporada en 1997, tras un desembolso de 100 millones por Cajasol y Unicaja, entre otras entidades. A lo largo de los años, los gastos de la concesión de terrenos acumularon una deuda de 6,2 millones. En 2004 presentó suspensión de pagos y estuvo a punto de cerrar, pero el ICO le condonó una suma a devolver que ascendía a 15 millones. Dos años después, la Junta intentó venderlo. Cajasol, principal accionista, consiguió firmar un contrato por 50 años a cambio de 57.000 metros cuadrados de uso terciario. El acuerdo ha contribuido a reducir las pérdidas en un 22%, pero los malos resultados han obligado a los propietarios a entregar o vender al menos otros dos terrenos. En 2009 perdió 3,36 millones.
Las cifras
7,6 millones de visitas registraron los parques temáticos españoles durante 2009, un 10% menos que el curso precedente.-14% fue la reducción del volumen facturado que sufrieron estos complejos en 2009 respecto al ejercicio anterior.207 millones de euros recaudaron el conjunto de los parques en 2009, frente a los 239 de la temporada previa.