Bienvenidos a la farmacia para animales
Laboratorios Ovejero lleva más de 60 años investigando y desarrollando nuevos medicamentos veterinarios, fundamentalmente para ganado de abasto, y comercializa sus productos en 60 países.
Si se piensa en laboratorios farmacéuticos, se relaciona rápidamente con salud humana. Pero también existen las versiones veterinarias, que destinan, igualmente, sus recursos al desarrollo de medicamentos innovadores, y en los enfocados a ganado, que garanticen la seguridad alimentaria.
Es el caso de Laboratorios Ovejero, una empresa leonesa nacida hace ya 62 años que comercializa sus productos en 60 países. Surgió por la iniciativa de un profesor de la Facultad de Veterinaria de León, Santos Ovejero. En la actualidad, su hijo Juan Ignacio preside la compañía y su nieto Juan Pablo es el director general.
Desde el comienzo, los laboratorios se especializaron en inmunología, fundamentalmente vacunas, enfocada a la prevención de las patologías. "El know-how de Ovejero es la parte inmunológica", afirma Roberto Cárcoba, director de la planta leonesa. Pero otra línea de trabajo es la fabricación de sus propios medicamentos, para cuando los animales ya han caído enfermos.
La gama de productos se acerca a las 140 especialidades, enfocadas sobre todo a ganado, pero también disponen de una línea de fármacos para mascotas. A la fábrica de León llegan más de 2.000 referencias de materias primas, de principios activos y excipientes. Pero al visitante, por seguridad, le es prácticamente imposible ver un mínimo ejercicio de la producción.
La planta se organiza como círculos concéntricos con un núcleo inexpugnable. En el interior está el corazón de la producción. Para acceder a él se debe pasar primero a una zona de seguridad intermedia, con bata, patucos, máscara y gorro. Pero aun así, largos pasillos bordean y aíslan el interior. Traspasar el segundo anillo supone rebasar nuevas puertas de seguridad, desvestirse, ponerse ropa limpia y entonces acceder al lugar donde se fabrican los medicamentos, todo para asegurar la limpieza absoluta. Salir se convierte en otra odisea, con ducha incluida para que no haya riesgo de contaminación al exterior. "Tenemos que cumplir los mismos niveles de calidad que en salud humana", explica Cárcoba. Eso supone seguir las buenas prácticas de manufactura internacionales.
El trabajo de fábrica se ha visto reforzado por la compra, hace un año, de la planta polaca de Biowet Drwalew. No sólo se adquiría una cartera de 60 nuevos productos, sino el acceso a los mercados periféricos de Polonia tales como Rusia, Ucrania, Bielorrusia y los países Bálticos. "Queremos transmitir la idea de que somos una empresa europea, de productos europeos y con una visión europea, donde prima la seguridad alimentaria", asegura Jorge Díez, director de marketing global. Se sumaba así a una estrategia de internacionalización, por la cual la empresa leonesa cuenta ya con filiales en México, Perú, Argentina, Uruguay, además de una join-venture en Tailandia. "Nuestra estrategia pasa por salir fuera, sobre todo potenciar la parte europea. Hemos invertido mucho para poder vender en Europa", explica Juan Pablo Ovejero, director general de la firma. Desde que comenzó la recesión han sufrido el descenso de consumo del mercado nacional, a lo que hay que sumar los problemas estructurales: "Los ganaderos llevan afectados por la crisis desde la reducción de cuotas lecheras", señala.
Salir fuera requiere, además, una importante inversión en los estándares de aprobación de un medicamento. Igual que en el caso de los humanos, las respectivas agencias del medicamento deben aprobar el producto. Lo que lleva años de investigación, de ensayos clínicos y de demostrar que no tiene una repercusión sobre la salud de las personas.
La inversión en I+D es clave para la empresa. "En 2009 destinamos un 7% de nuestra cifra de negocios a la investigación", cuenta José Ángel Rodríguez, director financiero. De esa apuesta deben salir los fármacos del futuro. Julián Velasco es el director técnico y de desarrollo estratégico. Explica que cuentan con diversos convenios con universidades y centros como el Severo Ochoa o Inbiotec: "Hemos externalizado los estudios sobre viabilidad con la ayuda de profesores universitarios".
Pero "en casa", dice, también se investiga, para lo que se creó el IBIA (Instituto de Biotecnología e Inmunología Aplicada). Desde ahí se ha abierto una tercera vía de fármacos, ni preventivos ni paliativos, sino de inmunoestimulación. "En lugar de buscar tratamientos contra las patologías se estimula el sistema inmune del animal", afirma Velasco.
Datos básicos
FacturaciónOvejero facturó en 2009 cerca de veinte millones de euros: diez en el mercado nacional, dos en el internacional y ocho de su nueva fábrica polaca. Cuenta con 250 empleados, la mayoría licenciados en química, veterinaria, biología o farmacia.CoyunturaEl control Accionarial sigue en manos de la familia Ovejero, con el 50% de los títulos, a los que hay que sumar los que están en manos de los empleados, con lo que se llega casi hasta el 75%. Desde el laboratorio se asegura que no han notado la falta de liquidez, ya que los bancos apoyan a un sector alejado del ladrillo, una empresa histórica en la región y con estabilidad institucional.DiomuneDiomune es la nueva rama biotecnológica, creada junto a la Universidad Autónoma de Madrid y el Parque Científico de Madrid. Se ocupará, entre otras cosas, en la inmunoestimulación, "donde se ha visto un filón para trabajar en salud humana", señala el director de estrategia.