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José Oliu Creus

El banquero humanista

Su constante insatisfacción ha sido vital para la transformación del Banco Sabadell. La opa sobre el Guipuzcoano es otra táctica para consolidar la entidad

Su destino era ser banquero y no arquitecto, como le hubiera gustado. Su padre influyó en esta decisión. Por eso estudió economía, para continuar de alguna manera el legado de su progenitor, que llegó a ser consejero y director general del Banco Sabadell. Así, con 37 años su vida toma un nuevo rumbo. Se incorpora a esta entidad con la ambiciosa tarea de impulsar su desarrollo. Primero como secretario general técnico, después como consejero director y 13 años más tarde (desde 1999) preside la entidad catalana. Un banco que ha dejado de ser local para situarse, gracias a su labor, entre los cuatro mayores de España.

José Oliu Creus (Sabadell, 1949) se ha dedicado desde entonces "a construir una gran empresa bancaria", como él mismo la califica. Su reciente actuación para consolidar este proceso de transformación, que lleva más de 10 años, ha sido el lanzamiento de una opa amistosa sobre el banco Guipuzcoano por el 100% de la entidad. Una operación admitida ya a trámite por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y que será aprobada en reunión extraordinaria por la junta de accionistas el 18 de septiembre. El nuevo consejo, que pasará de 13 a 15 miembros, integrará a José Echenique y José Ramón Martínez del banco vasco.

"El Banco Guipuzcoano es idóneo para integrarse en nuestro grupo por su parecido enfoque comercial y porque consolida la implantación del grupo Banco Sabadell en el norte de España", ha dicho Oliu a la prensa. La operación se hará sin intervención del FROB y no implicará dinero en metálico ni prima, sólo intercambio de acciones. Garantiza, además, la personalidad jurídica de la entidad vasca.

"José Oliu tiene muy clara la visión estratégica del grupo y cuenta con una gran capacidad ejecutiva sobre su organización. Sabe trasladar sus convicciones a la práctica con máxima nitidez y eficacia. Y siempre ha sabido rodearse de muy buena gente", declara Javier Echenique, presidente del Guipuzcoano a CincoDías.

Estas habilidades han facilitado las negociaciones con el Guipuzcoano, afirma Echenique. "Si se nos atoraba algún asunto, no se andaba por las ramas. Una vez que el núcleo de su estrategia se alinea con lo que está haciendo, no se pierde nunca en nimiedades. Eso posibilita las decisiones", añade.

En su estrategia de posicionamiento geográfico y en su afán de que el banco dejara de ser local, Oliu aborda un cambio cultural, tras su salida a Bolsa en abril de 2001. Un año después, establece alianzas y compra e integra cuatro bancos españoles (Herrero, Asturias, Atlántico y Urquijo) y dos más en EE UU (TransAtlantic Bank y el Mellon United National Bank).

"Tiene una inteligencia privilegiada. Es una de las cabezas más notables en el sector financiero. Y ese proceso de transformación y evolución del banco está muy ligado a su personalidad. Es un trabajador incansable, disciplinado y riguroso", asegura un amigo cercano.

A Oliu le incomoda la falta de rigor y de profesionalidad. No soporta la mediocridad, la desidia ni la evasión del compromiso en la toma de decisiones importantes. Lucha contra esto constantemente. "Me he sentido miembro de una generación que debía luchar contra la mediocridad de nuestras empresas, de nuestras relaciones sociales, de nuestras propias creencias, de nuestro sistema político. Hace falta impulsar un cambio regenerador", sostiene.

Es socio del Círculo de Economía desde 1968, vicepresidente del comité español de la Junta de la Liga Europea de Cooperación Económica y presidente de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). "Oliu es muy activo. Se coloca en la piel del investigador. Sabe que los proyectos que hacemos llevan tiempo. Tiene criterio y es de los que se pone contigo a hacer el plan y decide lo que hay que impulsar", resalta Pablo Vázquez, director de Fedea.

Sus allegados afirman que es muy riguroso y exigente consigo mismo. Y que, en ocasiones, lo traslada a los demás, incomodando a las personas de su entorno. "Aunque después lo compensa una mayor afabilidad. De entrada parece brusco, pero es amigable y familiar. Esto lo cuida mucho", asegura un amigo de la familia.

Oliu, casado y con tres hijos, es una persona muy vinculada a su lugar de nacimiento. Pero al mismo tiempo es cosmopolita por sus estudios de posgrado en Estados Unidos. Cada año se reúne con sus amigos de Minnesota para celebrar thanksgiving y así conservar su red de contactos. Presume de una seguridad en sí mismo, que implica no tener dudas, según sus allegados. Aunque, agregan, cuando toma una decisión lo hace con toda la responsabilidad.

Su enorme curiosidad le demanda, además de ser banquero, otras actividades. Esquía, monta a caballo y sube montañas. Le apasiona el mar y esa vida al aire libre. Tiene una sensibilidad especial por las artes, la arquitectura, la literatura y la música. "Es un humanista, aparte de economista", indican sus colegas.

Pese a sus logros, es un hombre que se siente insatisfecho consigo mismo. Aunque esa insatisfacción es el motor que le empuja a seguir adelante con sus proyectos profesionales. "En mí pesa más lo que no hago bien", dice.

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