"La falta de financiación es la verdadera razón de esta crisis"
Carlos Martínez, valenciano de nacimiento y andaluz de adopción, terminó la carrera de Políticas cuando ya llevaba mucha vida laboral, primero como metalúrgico y luego como portuario. Aunque no milita en ningún partido, lanza claros mensajes de unidad para los movimientos de izquierda como respuesta a la coyuntura económica.
¿En qué consiste el trabajo de Attac?
Somos un movimiento social, presente en varios países, que pretende organizar a la sociedad civil para poner coto a los abusos de los poderes económicos y financieros. Esto se plasma, como es conocido, en nuestra campaña para imponer la llamada tasa Tobin, es decir, un impuesto a las transacciones financieras. También en una defensa de la necesidad de mantener ciertos servicios en la esfera de lo público, como es el caso de la sanidad y la educación. En las últimas semanas, hemos puesto en marcha también una campaña para impulsar la creación de una banca pública con el fin de facilitar el crédito. Para nosotros, el empleo del dinero en operaciones especulativas ha motivado la falta de financiación de pymes y particulares, que es la verdadera razón de esta crisis.
Después de bastantes años de actividad, ahora su organización está llamando más la atención...
Llevamos doce años ya anunciando que los mercados buscaban imponer una dictadura. La crisis nos ha dado la razón y se ha convertido en nuestra oportunidad para poner fin a la situación. De momento, somos 3.000 miembros de pago y unos miles de simpatizantes más, pero nuestro número de socios ha crecido sustancialmente en los últimos meses. Creo que la gente nos escucha más porque estamos hablando claro, con mensajes que se ven reflejados en la realidad: no hay que consentir que los poderes financieros manden, porque los mercados son por definición insaciables, siempre querrán más porque su forma de funcionar es conseguir cada año más beneficios que el anterior.
En demasiadas ocasiones, las propuestas desde la izquierda caen en el territorio del utopismo. ¿Cuáles de sus iniciativas cree que son realmente viables a corto y medio plazo?
Creo que la idea de la tasa Tobin va calando incluso en los entornos de políticos como Nicolas Sarkozy o Angela Merkel, aunque curiosamente no en un gobierno que se dice de izquierdas como el español. También circula con fuerza la necesidad de eliminar los paraísos fiscales.
¿Qué opina del desánimo que cunde en el electorado de izquierdas?
Durante nuestros años de actividad, hemos visto efectivamente como un cierto cinismo se convertía en dominante. Ahora la gente nos escucha y nos dice que ya es hora de plantar cara. La ciudadanía está harta de una situación en la que se pide a los trabajadores que paguen con su esfuerzo los desmanes del mercado.
¿Qué escenario cree que aguarda si no se cambia la tendencia?
Susan George lo explicó muy bien en un acto que tuvimos con ella: si desaparece el Estado de bienestar, Europa terminará por convertirse en un parque temático cultural para las vacaciones de los chinos e indios adinerados. Es especialmente preocupante la situación de la educación, el continuo deterioro de la enseñanza pública. Está claro que al neoliberalismo le interesa una juventud dedicada al botellón, porque una clase trabajadora educada no se dejaría pisotear tan fácilmente. Mientras, eso sí, sus hijos se forman en las universidades privadas.
Su campaña por convertir a las cajas en una banca pública, ¿no supondría mantener una politización que se ha mostrado muy negativa?
Los políticos tienen derecho a estar en las cajas como representantes elegidos por la ciudadanía. La cuestión sería dotarlas de unas misiones claras: financiar a pymes y familias, llevar a cabo la obra social, anteponer esa labor a los beneficios, y mantener un control presupuestario que garantice su viabilidad. Todo ello conservando su cercanía, su condición de entidad de confianza en el pueblo y en el barrio.
La pregunta: ¿Cómo le ha afectado personalmente la crisis?
Trabajo en el sector público, en una empresa dedicada a la construcción de vivienda protegida en Granada. Y veo cómo ahora hay muchos trabajadores que no pueden ni siquiera adquirir una VPO, no pueden incluso pagar su alquiler porque no les llega para ello... Tengo una vivencia directa y cotidiana de la crisis, con esos problemas que me rodean en el trabajo. En lo que se refiere a Attac, está claro que la situación actual ha tenido la consecuencia de hacer más visible nuestro mensaje, aunque hubiéramos preferido equivocarnos a ver la realidad que nos rodea.