Las mutuas plantean realizar fusiones virtuales para ganar eficiencia
Las mutuas de seguros desean protagonizar fusiones virtuales para mejorar su eficiencia. El debate sobre cómo deberían agruparse ha comenzado. Unespa podría remitir una propuesta al regulador en el último trimestre del año con el fin de que la incorpore a la nueva Ley de Supervisión.
La competencia achucha y las mutuas no quieren quedarse rezagadas frente a las sociedades anónimas en el negocio asegurador. Por este motivo, estas entidades han comenzado a debatir la posibilidad de constituir fusiones virtuales. Su objetivo es idear fórmulas para mejorar su eficiencia.
La iniciativa coincide con la puesta al día de la Ley de Ordenación y Supervisión de Seguros Privados (LOSSP). La Dirección General de Seguros (DGS) debe reescribir esta norma a raíz de la transposición en España de la nueva directiva europea de solvencia (conocida en el sector como Solvencia II). La norma comunitaria contempla, de forma general y por insistencia francesa, la existencia de grupos o uniones de mutuas. Y es precisamente esta ventana la que quieren aprovechar las compañías españolas.
Las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito acometen desde hace un año y medio la constitución de sistemas institucionales de protección (SIP). Pero mientras estas fusiones virtuales están destinadas a reforzar la solvencia de los participantes estableciendo mecanismos de garantía recíproca que conllevan la puesta en común de recursos propios, el proyecto de las mutuas se centra en las cuestiones estrictamente operativas. Fuentes oficiales de Unespa aclaran que, "en principio, no nos planteamos que las compañías compartan recursos ni propietarios. No se habla de romper el mutualismo. La intención es que pongan en común algunos servicios comunes, como por ejemplo la informática".
Solvencia II (Directiva 209/138/CE) especifica que "las mutuas deben poder constituir concentraciones o grupos, no mediante vínculos de capital, sino mediante relaciones oficiales, fuertes y estables, basadas en el reconocimiento contractual de otro tipo que garantice una solidaridad financiera entre dichas empresas". Estos vínculos permiten, además, simplificar el trabajo de la DGS puesto que al haber una "coordinación centralizada, las empresas deben ser supervisadas de conformidad con las mismas normas que se aplican a los grupos constituidos sobre la base de vínculos de capital a fin de alcanzar un nivel de protección adecuado de los tomadores de seguros".
La norma comunitaria esboza, incluso, cómo deben ser los grupos de mutuas. Define éstos como "todo conjunto de empresas que se base en el establecimiento, contractual o de otro tipo, de vínculos financieros sólidos y sostenibles entre las empresas (...) siempre que una de esas empresas ejerza efectivamente, mediante coordinación centralizada, una influencia dominante en las decisiones (...) de todas las empresas que forman parte del grupo". El borrador del anteproyecto de Ley de Supervisión de Seguros elaborado por la DGS el pasado 17 de febrero hace una descripción idéntica de los grupos de mutuas a la enunciada por la norma comunitaria.
El referente francés
Las uniones de mutuas no son algo nuevo en Europa. Varios actores del mercado asegurador francés (uno de los más desarrollados del continente) operan bajo esta fórmula. Es el caso de Covea, al que pertenecen Azur, GMF, MMA y MAAF (esta última propietaria de un 10% de Caser); Groupe MACSF, SGAM BTP o AG2R La Mondiale.
En Unespa esperan que España haya adoptado Solvencia II la próxima primavera. Fuentes del sector prevén que la patronal remitirá al supervisor el proyecto de fusión virtual de mutuas este mismo otoño.
Las cifras
22 mutuas de seguros existen en España. Destacan Mutua Madrileña, Pelayo y Fiatc.1.845 millones de euros facturan en primas las mutuas españolas.6,18% es la cuota de mercado que ostentan las mutuas en el mercado asegurador. Operan, principalmente, en no vida.
Un sector atomizado y volcado en pólizas de daños
Presentes en el mundo asegurador desde la más tierna infancia del negocio, allá por el siglo XIX, las mutuas de seguros han perdido terreno a ojos vista frente a las sociedades anónimas con el correr de los años.Las primeras se distinguen de sus rivales en que carecen de ánimo de lucro y en que en ellas coincide la figura de perceptor de servicio con la del propietario. Es decir, el cliente y el socio son la misma persona.Al carecer de incentivos para protagonizar fusiones que potencien la rentabilidad del negocio a través de economías de escala, las mutuas han perdido peso e influencia en la actividad aseguradora.Actualmente, hay en España 22 mutuas de seguros. A 30 de junio facturaban juntas 1.845 millones de euros, según datos recabados por Icea. Esta cantidad representa un 6,18% de la producción del seguro español. El resto está en manos de sociedades anónimas. Casi todo su negocio está ligado a los ramos de daños.Mapfre Mutualidad era tradicionalmente la mutua más importante del país. No en vano era la sociedad cabecera de la mayor aseguradora nacional. Pero en 2007 la Mutualidad de Seguros de la Agrupación de Propietarios de Fincas Rústicas de España, pues estas son las palabras que subyacen tras el acrónimo Mapfre, optó por transformarse en sociedad anónima.Hoy día, no hay ni un solo grupo encabezado por una mutua entre las 10 mayores compañías del mercado. La entidad de mayor envergadura es Mutua Madrileña (12 del ranking). Le siguen Pelayo (25) y Fiatc (29) en la clasificación. La cuarta mutua de España es la resultante de la fusión de la catalana Mutua General de Seguros (MGS) y la aragonesa Euromutua, aprobada el año pasado.