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Javier Reverte | Escritor

"Los medios se han olvidado de educar y buscar la verdad"

Javier Reverte, escritor
Javier Reverte, escritorPablo Monge

El escritor y periodista ganó esta primavera el Premio Fernando Lara por una novela de contenido social, Barrio Cero. Y participó en el primer congreso de literatura de viajes LITVI, organizado en torno a Xacobeo 2010, que venía a reivindicar un género del que se ha convertido en el más popular representante español.

En Barrio Cero cuenta la historia de una madre coraje que mata al camello de su hijo. ¿Cómo se plantea ese dilema moral entre justicia y venganza?

Mi novela no da soluciones, retrata un problema que existe. Racionalmente, creo que es mejor una ley, por muy defectuosa que sea, que su ausencia. Por otra parte, por supuesto, me pregunto qué haría en un caso así, como padre... No tengo una respuesta válida, salvo que fríamente me parece un error aplicar la ley del talión. En cualquier caso, uso ese argumento para hablar de otras cosas que me preocupan: la conversión de asesinos, por justificados que sean, en héroes populares, encumbrados por los medios de comunicación.

En casos como ése, ¿son los medios un problema adicional?

Los medios se han convertido en un problema por dos razones. La primera, que han olvidado las funciones primarias del periodismo, las de educar y buscar la verdad. La segunda, que su otra razón de ser era la de divertir, y son terriblemente aburridos. Se ha sustituido el reportaje, la historia a pie de calle, por los tertulianos diciendo disparates.

Ha comentado que esta novela ejemplifica el fracaso de la sociedad ante situaciones comprometidas. ¿Es un fracaso irreversible?

No, no lo creo. Mi libro habla de una mujer en una situación de opresión, mientras que en la realidad vemos que las mujeres van consiguiendo progresivamente una plena integración y tienen fuerza para ganar espacios de dignidad.

¿Cree que el futuro es aquí más oscuro que en otros países?

Sin duda, lo tenemos peor. España se echó en brazos de los especuladores, pensando que habría riqueza sin límites para todos. Los políticos jugaron a favor del pelotazo, en lugar de aprovechar la situación de bonanza para sentar las bases de una sociedad más emprendedora y más inteligente. Se ha dado de lado la ideología a favor de la intención de voto, aunque no sé si los políticos son conscientes de hasta qué punto están desacreditados ante la opinión pública. Hemos vivido en una sociedad en que los valores se han subordinado al dinero, y en que lo fundamental ha sido la avaricia en lugar del trabajo y la honradez.

¿Qué cree que podríamos aprender de esas sociedades, en apariencia más primitivas, que conoció en sus viajes?

Sobre todo, la hospitalidad. Este país fue hospitalario, hace años... No es una cuestión de dinero. Es ser consciente de las necesidades del otro y ayudarle a cubrirlas. En Sudán, por ejemplo, que es uno de los países más pobres del mundo, me apoyaron tanto...

¿Cuál es la cualidad fundamental, distintiva, de un escritor de literatura de viajes?

Tal vez el don de gentes. En realidad, en este mundo globalizado los paisajes pueden verse cualquier día poniendo la tele en un canal temático de documentales. Lo importante es abrirse a la gente que vas conociendo, el paisaje humano, que el viajero debe cultivar. Por eso me gusta viajar solo: a los cuatro o seis días de andar por ahí, quieres desahogarte charlando con quien te encuentras, y a la gente le encanta hablar acerca de su vida con alguien que llegue de fuera.

¿Cuál es su libro de viajes ideal?

Es difícil decir, depende también del destino, del propio viajero... En principio, me gustan más los novelistas que los especialistas en viajes, que suelen volverse un tanto egocéntricos, parecen saber de antemano lo que van a encontrar, en lugar de dejarse llevar por la ruta. Hay escritores que evitan ese egocentrismo con el uso de la tercera persona para su narración, como hizo Cela, y me parece una opción interesante. Yo, por mi parte, suelo recurrir al humor, a no tomarme en serio cuando las cosas me van mal. Si tuviera que escoger un autor de literatura de viajes, elegiría a Norman Lewis.

¿Cómo le ha afectado la crisis?

Poco. El libro, por ahora, no se ha visto muy tocado, veremos qué pasa con el tema del libro electrónico. Sí que es verdad, me he fijado, que firmo muchos más ejemplares en bolsillo. Y, por supuesto, la vivo muy de cerca con mis hijos, sus inquietudes ante el futuro y sus dificultades actuales. Sigo la actualidad económica por lo que me rodea y por un sentimiento social, patriótico si se quiere. Creo entenderlo, sí, aunque también me sorprende que ningún experto lo predijera. Tuve el ejemplo cuando reventó Lehman Brothers: me pilló en el Ártico, en un barco ruso de pasajeros. Muchos de ellos eran millonarios a los que, puedo asegurarlo, les pilló totalmente por sorpresa. Había que ver qué caras tenían a medida que iban recibiendo los boletines de noticias que nos llegaban una vez al día.

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