La renta real cae un 3,1% y mantiene su sombra sobre el consumo privado
El conjunto de las familias españolas sufrió en los últimos doce meses una caída de su renta real del 3,1%, un punto menos que la registrada a lo largo de 2009. Con todo, esa evolución condiciona la esperada recuperación del consumo, y más en un entorno de subida del IVA.
La economía española sufre para abandonar la espiral negativa. La caída de la actividad se ha cebado de forma dramática con el empleo, reduciendo el poder de compra de las familias y, por lo tanto, afectando a las ventas de las empresas. Un círculo vicioso que, según los datos más recientes, tiene hoy menos diámetro que hace un año, pero sigue siendo preocupante.
Si se toma como referencia a los trabajadores que conservan su empleo, el aumento salarial pactado hasta junio en los convenios colectivos se situó en el 1,3%, la mitad que hace un año. Una cifra condicionada por la débil coyuntura económica, porque, en el último decenio, la subida media en convenios alcanzó el 3,5% anual. Las previsiones de evolución de los precios de consumo afectan a las negociaciones citadas: pese al repunte de cuatro décimas respecto al mes anterior, la inflación todavía se situó en julio en el 1,9%, un nivel muy bajo para los estándares españoles. Cruzando el dato del IPC con el de los salarios, se concluye una pérdida de poder adquisitivo de seis décimas para los trabajadores.
Pero ese deterioro no refleja, en modo alguno, la situación económica global. La capacidad adquisitiva de las familias está fuertemente marcada por la evolución del mercado laboral. Pese a que su deterioro muestra una senda de moderación, la economía española todavía destruyó casi medio millón de empleos entre el primer trimestre de 2009 y el del año en curso. Las cuentas son sencillas: la pérdida de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo fue del 2,5% en el último año, lo que, sumado a la caída de seis décimas en los salarios reales, lleva a una disminución global del poder de compra de los consumidores del 3,1%.
Ello implica que el consumo de las familias, que aporta prácticamente dos tercios del producto interior bruto de España, tardará todavía en recuperar su velocidad de crucero. Habrá que esperar a que el INE publique los datos correspondientes al segundo trimestre, pero, al menos hasta el primero, el consumo privado todavía se redujo en seis décimas en tasa interanual. Con una caída de la renta real superior al 3%, es difícil esperar a corto plazo números negros de cierta importancia. Y más en un entorno que, desde el 1 de julio, está marcado por la subida del IVA (dos puntos en el tipo general y un punto en el reducido).
Periodo recesivo
Al margen de la incidencia que tienen la evolución de los beneficios y los impuestos indirectos sobre el reparto de la producción (reflejando, en cierta medida, la mayor o menor equidad en la distribución de esta), la renta real de los trabajadores supone un termómetro altamente ajustado del ciclo económico en el que se encuentra un país. El deterioro observado hasta junio se suma a las caídas del año pasado (4,1%) y 2008 (1%), que pusieron fin a 13 ejercicios consecutivos de ganancias. Hay que remontarse a la anterior recesión sufrida por la economía española para encontrar valores negativos, entre 1992 y 1994. Con una diferencia: al igual que sucede con la pérdida acumulada de PIB, el descenso de la renta laboral de los trabajadores es ahora más acusado que entonces.
La cifra
1,3% Incremento salarial medio pactado en los convenios colectivos en junio. Seis meses antes, el aumento de salarios duplicaba al actual.
El salario medio crece un 39% desde 2000
Un informe publicado ayer por Adecco señala que el incremento total de los salarios del sector privado entre 2000 y 2009 alcanzó el 39,1%, frente al 30,3% de subida de los precios de consumo. Según esos cálculos, la ganancia media de poder adquisitivo para las personas del empleo rozó así los nueve puntos en el periodo, esto es, poco menos de un punto anual. En cambio, la productividad media limitó su avance al 1,3% (poco más de una décima por año).En todo caso, el comportamiento de la capacidad de compra no ha sido homogénea durante ese decenio. Paradójicamente, la peor etapa para los trabajadores fue en la parte alta del ciclo expansivo, entre 2000 y 2006, cuando los precios llegaron a aumentar más que los salarios. En cambio, entre 2006 y 2009, periodo que ya incluye la reciente recesión, el incremento de las remuneraciones duplicó al del IPC.El proceso se agudizó en el peor año de la crisis, el pasado, cuando, en un entorno de caída de precios, los salarios crecieron un 4,7% de media. Eso vale para los afortunados que conservaron su empleo: en el camino, casi 1,3 millones de trabajadores vieron como su salario se esfumó.