Florette despega con la nueva generación de ensaladas 2.0
Las verduras frescas, listas para su consumo, se abren camino entre los nuevos hábitos alimenticios. Son especialmente atractivas para los jóvenes, que pasan menos tiempo en la cocina y aprecian la variedad en la nutrición. Pero también ofrecen una alta calidad y seguridad.
La idea surgió en los años ochenta, con Francia y EE UU a la cabeza de su desarrollo. A la hora de consumir verduras, había sólo tres opciones. O bien adquirir la materia prima a la manera "tradicional": fresca y vistosa en el mercado, laboriosa y delicada en la cocina. O bien en conserva, sin la misma calidad pero mucho más cómoda y duradera. En ese orden, entraba también el congelado, donde los alimentos pierden en cambio sabores y propiedades. Fue entonces cuando apareció lo que el gremio agricultor llama la "cuarta gama", una forma de llevar productos altamente perecederos directamente al plato, sin perder la esencia de la materia virgen.
Juan Miguel Floristán, director de la filial de Florette en España y Portugal, cuenta que la iniciativa nació en Francia, donde también germinó la semilla de la compañía. Así, en 1985, un gran grupo de cooperativas retomó la actividad iniciada por una pequeña empresa familiar. Dos años después aparecería la marca con la que ha echado raíces en España, a la que llegó con la compra de Vega Mayor en 2001. Hasta entonces, la pamplonesa había sido gestionada, no sin dificultades, por un conjunto de emprendedores, entre los que se encontraba Floristán.
Hoy, Florette cuenta con tres plantas de procesado en Milagro (Navarra), Iniesta y Noblejas (Castilla-La Mancha). El 52% de los frutos allí tratados proviene de cultivos propios, del que más del 92% son de origen español. La técnica incluye una rigurosa selección de la materia prima, que es limpiada, desinfectada y cortada antes de pasar a una bolsa de plástico a la que se reduce la concentración de oxígeno y se añade nitrógeno para evitar el deterioro orgánico a corto plazo.
La firma opera además en Suiza, Italia y Reino Unido, pero su red comercial se extiende sobre un total de 10 países europeos. "Tiene una vocación regional, por la fuerte vinculación al terreno. Todo va dirigido a dar salida al producto en función de sus características", explica Floristán, para quien la deslocalización "no es planteable", ya que afectaría a la calidad de la materia prima. Y por otro lado está el espíritu de la matriz, Agrial, que con más de 11.000 cooperativas asociadas ostenta el eslogan "vender para producir".
Pese a las limitaciones, Florette lidera el mercado de la cuarta gama en Europa, por encima de la también francesa Bonduelle y la islandesa Bakkavör. En España le plantan cara Verdifresh -el proveedor de Mercadona- y Kernel, ambas valencianas, entre otras empresas. Con su filial hispano-lusa ha facturado 107 millones de euros. La cantidad de empleos llega a los 1.125, y el número de bolsas de ensaladas que fabrica al día ronda las 350.000. Por su parte, Agrial maneja volúmenes por encima de los 2.000 millones de euros a través de diversas producciones agrícolas y ganaderas, como sidra, cereales, queso camembert y carne envasada.
Un hábito creciente en España
La mitad de los hogares españoles consume ya verduras preparadas al menos una vez al año. En Francia e Italia, la proporción se sitúa en el 65%, y en el Reino Unido alcanza el 75%.
Los empresarios del sector creen que España va a experimentar un incremento paulatino. En octubre se reunirán por segunda vez en el Fruit Attraction de Ifema para, además de presentar sus novedades, intercambiar impresiones.