Los vigilantes de la banca
Sobre sus hombros ha recaído la reforma del sistema financiero y la supervisión de los test de estrés. Unos profesionales con buena fama en el sector y poco conocidos para la opinión pública.
Dos hombres de mucho peso en el Banco de España. Vigilantes de la solvencia de bancos y cajas en plena crisis financiera y claves, por tanto, en el proceso de reestructuración del sistema. La banca supera las pruebas de resistencia y los técnicos turolense y madrileño retoman la calma tras más de un mes de tensión. No es para menos, 27 entidades españolas han sido examinadas rigurosamente, bajo hipotéticos escenarios de estrés.
José María Roldán Alegre, director general de Regulación, y Jerónimo Martínez Tello, director general de Supervisión, han consagrado su vida al banco central. El primero tiene una mayor vida pública y el segundo es casi un desconocido. Conocen de primera mano el funcionamiento de la institución, la situación de las entidades y las normativas que rigen el sector. Son el arquetipo de un Sherlock Holmes bancario.
Roldán (Teruel, 1964) entró en el Banco de España como titulado del Servicio de Estudios en 1989. Su vida pública comienza siete años después cuando Rodrigo Rato, vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda durante el Gobierno de José María Aznar y actual presidente de Caja Madrid, lo nombra director de su gabinete. El PP tenía, sin embargo, otros planes para él. En 1998 lo trasladan a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El cuñadísimo, como se le conocía en el organismo, por tener ese parentesco con el ex presidente de Endesa Manuel Pizarro, llega a la CNMV como consejero en medio de un escándalo financiero: cuando se destapa el caso Gescartera, un fraude de 120 millones de euros y más de 4.000 afectados. "Roldán llega a una entidad muy envenenada. El PP decidió colocar técnicos críticos y agresivos en contra del entonces presidente Juan Fernández Armesto. Pero no lo fue. Era muy joven e inexperto, aunque prudente y astuto. Se debió de dar cuenta del juego y no entró en él", cuenta un colaborador de la época.
Su buen desenvolvimiento, capacidad de diálogo, de persuasión y excelente dominio del inglés lo convierten en un personaje reputado. "Es un relaciones públicas nato. El que mejor conoce el engarce del Banco de España con los organismos internacionales en temas de normativa contable nacional y extranjera. Y es fácil alcanzar un acuerdo con él", opina José Antonio Gonzalo Angulo, presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, entidad de la que es miembro del Consejo.
Este extrovertido aragonés, como coinciden sus colegas, tenía clara su vocación de banquero central. Su padre trabajó también en la entidad supervisora. "Era su principal ambición", afirma un profesor del Centro de Estudios Monetarios y Financieros.
Su fuerte es la regulación local e internacional. Y ese prestigio parece que se forja después de su regreso al Banco de España y, en concreto, cuando preside la Duodécima Ronda del Grupo de Acción Financiera Internacional con el Blanqueo de Capitales. Allí logró el compromiso de los países europeos para luchar contra los paraísos fiscales, según personas cercanas. "El cargo de regulador le viene como anillo al dedo por su trayectoria", añade el académico.
Jerónimo Martínez Tello (Madrid, 1956), en cambio, es poco conocido. Una discreción que, según allegados, se ciñe perfectamente a su cargo de supervisor. Un puesto de máxima responsabilidad interna que ocupa desde abril del año pasado cuando la comisión ejecutiva del Banco de España, encabezada por el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, nombra a Francisco Javier Aríztegui como subgobernador. "Es un auténtico profesional, solvente y siempre correcto en su trabajo y en la manera de abordar los proyectos", asegura un ex alto cargo de la institución.
Jero, como se le conoce en el sector, se convierte a partir de ahí en el árbitro de las fusiones de las cajas de ahorros. Una persona de planteamientos firmes que ha terciado, por ejemplo, en la negociación de fusión entre las gallegas Caixa Galicia y Caixanova y en el fracasado intento entre Unicaja y Cajasur. "Está entre bambalinas. No es un hombre con vida pública", sostiene un empleado de la entidad. Un profesional veterano, riguroso y amigo y mentor de Javier Aríztegui que ha desarrollado sus 26 años de carrera profesional en el Banco de España. Primero como inspector de entidades de crédito (1984) y después, como responsable de la supervisión de bancos y cajas.
Esta pareja avizora, encargada de poner disciplina a la banca, compartió la misma facultad, aunque en años diferentes. Son licenciados en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, y ahora miembros del comité rector del fondo de ayuda FROB. Una vez superada las pruebas de estrés, aún les queda otro caso por resolver: completar la reforma del sistema financiero.