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Caída de los ingresos del IVA

La contribución directa española a la UE crece un 36% en sólo tres años

La contribución directa de España a la UE se ha disparado como consecuencia de la crisis. La caída de los recursos propios del presupuesto comunitario (aranceles) y la menor recaudación del IVA, ha obligado a España a aumentar casi un 40% en sólo tres años la transferencia de fondos hacia Bruselas.

España sufre una dolorosa paradoja presupuestaria en su relación con la Unión Europea. En plena crisis económica y con los fondos europeos desviándose hacia los países del Este, el Gobierno español se ve obligado a aumentar su contribución al presupuesto comunitario. En 2007, el año que comenzó la crisis en Europa, España aportó 6.002 millones de euros como contribución directa al presupuesto de la UE. Tres años después, el Gobierno necesitará, al menos, 8.235 millones para pagar su "cuota" de participación en el club comunitario.

El brutal incremento, de un 36%, se debe, en gran parte, a la propia crisis. Por un lado, la caída de la actividad económica en general ha reducido los llamados recursos propios de la Unión (financiados a través de los aranceles fronterizos). Y la coyuntura también ha menguado la recaudación del IVA, un gravamen del que una parte (el 0,30%) se destina a la UE.

La diferencia entre esas dos fuentes de ingreso y el total del presupuesto se completa con una aportación de cada país en función de su renta nacional bruta. Esa tercer flujo, que hace años era insignificante, ahora supone más del 75% del presupuesto comunitario.

España empieza a alinearse con los países partidarios de contener el gasto

En el caso de España, la caída del IVA ha sido especialmente significativa como consecuencia, sobre todo, del parón en el sector de la construcción. En 2007, la aportación española por ese impuesto superaba los 1.700 millones de euros, según los datos de la dirección general de Presupuestos de la CE. Dos años después, sólo alcanza para 1.194 millones.

En consecuencia, la aportación directa española se ha disparado y en el último presupuesto del Ministerio de Economía y Hacienda, para 2010, ya estimaba en 9.000 millones de euros la factura de esa partida para este año.

En 2006, al final de las anteriores perspectivas financieras de la UE, la contribución directa española era de 5.800 millones. Si el ritmo actual se mantiene, al final del actual periodo presupuestario, en 2013, esa cifra podría doblarse y rozar los 12.000 millones

La misma evolución han seguido los flujos presupuestarios de otros socios comunitarios. Pero el abrupto reequilibrio entre las diferentes fuente de financiación ha sorprendido a España en una delicada fase de transición: por un lado, está perdiendo fondos estructurales, por su mayor riqueza relativa. Y, por otro, no dispone de los "descuentos" que han negociado otros países como Reino Unido, Alemania, Austria, Suecia u Holanda.

La combinación de todos estos factores, según las fuentes oficiales consultadas por este diario, está provocando un giro en la posición de España, en las negociaciones anuales del presupuesto europeo.

En el club de los ricos

Madrid, según esas fuentes, empieza alinearse con los llamados contribuyentes netos (los países que aportan al presupuesto más de lo que reciben), partidarios de contener el gasto de un presupuesto cuyo techo roza ya los 143.000 millones de euros.

El giro también refleja la progresiva reducción del saldo financiero entre España y la UE (la diferencia entre lo aportado y los pagos comunitarios) que ha pasado 4.880 millones en 2005 a 2.730 este año. Y el año pasado ya amenazó con darse la vuelta, con un saldo positivo de sólo 577 millones.

Cambio de guardia y de actitud en Bruselas

El curso comunitario 2010/2011 arrancará en septiembre con un cambio en la Representación Permanente de España ante la UE, una delegación considerada entre las más prestigiosas, laboriosas y delicadas del ministerio de Asuntos Exteriores.Desde septiembre de 2002, el puesto lo ha ocupado Carlos Bastarreche Sagües (1950), un diplomático de carrera con más de 30 años de experiencia comunitaria y con un conocimiento exhaustivo de los entresijos y los equilibrios de poder que operan en Bruselas. La salida de Bastarreche (que asumirá la embajada de España en París) parece marcar el final en Bruselas de la generación de diplomáticos que negoció la adhesión de España al club y que durante años han peleado por reforzar la llamada política de cohesión.La Representación ante la UE la asumirá después del verano Luis Planas (1952), actual embajador en Rabat y antiguo jefe de gabinete de Pedro Solbes, durante su etapa como comisario europeo de Asuntos Económicos (1999-2004). El relevo en Bruselas, según las fuentes consultadas, coincidirá con un cambio de actitud de España respecto a la financiación del club. La primera prueba podría llegar con el presupuesto para 2011, en el que se espera una batalla entre la Comisión y el Parlamento Europeo, partidarios de aumentar el gasto, y muchos Estados miembros, proclives a la contención.Y el giro puede confirmarse durante el regateo de las próximas perspectivas presupuestarias, el marco plurianual que marca el techo de gasto de la UE (el actual termina en 2013). En las anteriores, España se desmarcó de los países que, como Francia y Alemania, exigían un techo de gasto equivalente al 1% del PIB europeo.

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