Las cementeras, los últimos traperos
El 10% de los combustibles utilizados en sus hornos procede de energía 'verde', generada por el tratamiento de basuras
Sabía que la Ciudad de las Artes de Calatrava o el Paseo Marítimo de Ferrater de Benidorm se han construido con cemento generado con desechos sólidos? ¿O que la calefacción de su hotel parisino funciona con combustible alternativo?
No, no es ciencia ficción, es realidad. En España, el 10% del cemento que se produce utiliza como fuente de energía para calentar el horno de las fábricas neumáticos, aceites, harinas, lodos, serrín, papeles, maderas, cartones... en lugar de coque de petróleo.
"Si esto se tirara al vertedero se estaría desperdiciando energía, un lujo demasiado grande en un país tan dependiente del petróleo", declara Tomás Sánchez del Corral, director de la fábrica de Cemex en Buñol, Valencia. Y tiene la ventaja de que ahorra emisiones de CO2..
En 2009 el sector cementero utilizó unas 405.700 toneladas de combustibles recuperados, consiguiendo un ahorro energético equivalente a 187.600 toneladas de petróleo, lo que representa el consumo energético anual de cerca de 262.000 hogares, según los datos facilitados por Oficemen, asociación integrada por las principales cementeras.
España está todavía en pañales en cuanto a la utilización de basuras. Aún resuena en la cabeza la desafortunada frase de Isabel Tocino, entonces ministra de Medio Ambiente: "España es un país muy grande y se puede permitir el lujo de tener vertederos". Suiza se dio cuenta hace tiempo de que o se tomaba en serio la gestión de los residuos o las incineradoras se comían su paisaje, y hoy cuenta con las instalaciones más modernas para la gestión de basuras. El futuro va por esos derroteros porque las directivas medioambientales europeas establecen que no se podrán depositar materiales orgánicos en vertederos.
"Para concienciar sobre la importancia de la recuperación de las basuras es necesario que tirar al vertedero sea carísimo", resalta Pedro Mora, director técnico de Oficemen. En España la tonelada lanzada al agujero cuesta entre 19 y 50 euros, según la autonomía. País Vasco y Cataluña son las más caras. Estos precios son bajísimos si se comparan con Holanda, donde vale 180 euros o con los 110 de Francia. Alemania cobraba 200 euros en 2005, año en que lo prohibió.
En España ya hay 27 cementeras que utilizan residuos para la combustión, aunque en breve se añadirán dos más. "La energía verde, procedente del tratamiento de las basuras, también se puede utilizar para calentar otras industrias como las térmicas, o para calefacción", concluye Mora.