¿Seguimos en un mercado soberano?
El mercado es soberano. Lo hemos oído de boca de muchos expertos durante los últimos meses. Y estaban en lo cierto. Las Bolsas convirtieron los repuntes de las primas de riesgo de algunos países de la eurozona en una obsesión, la excusa perfecta para justificar caídas desproporcionadas, el pretexto idóneo para salir de la renta variable.
Y es que la salud, o la enfermedad según se mire, de algunas finanzas públicas puso en la picota a muchas de las Bolsas europeas. Con lógica o sin ella, los máximos históricos del riesgo país de España, Grecia o Portugal interpretaron a la perfección el papel de verdugos.
Pero parece que se han abierto otros frentes y los ocasionales repuntes que experimentan los diferenciales de los bonos han quedado en un segundo plano. Ha comenzado la temporada de presentación de resultados empresariales y el buen tono de las cuentas de la mayoría de las compañías parece contrarrestar las muestras de debilidad que está dando la economía de Estados Unidos.
¿Se han vuelto los mercados obsesivos? Si fuera así, lo normal sería que cambiarán una obsesión por otra y se vieran lastrados por unos indicadores que inducen al pesimismo. Sin embargo, quizá deberíamos esperar lo mejor. Quizá tiene más sentido confiar en que las Bolsas han superado su adicción al riesgo soberano y a partir de ahora han decidido no sacar las cosas de contexto. Reaccionar en su justa medida, al fin y al cabo.