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Nueva batalla corporativa

Caja para reforzarse en el capital de Iberdrola

Pese a la caída de la cotización de Iberdrola, que se mantiene por debajo de la barrera psicológica de los cinco euros desde que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, anunciara hace más de una semana una congelación de la tarifa eléctrica, la crisis y las dificultades para acceder al crédito actúan de barrera ante alguna incursión accionarial.

Este sería el caso de su principal accionista, ACS, con un 12% del capital, que no ha ocultado nunca sus deseos de tener un papel relevante en la gestión de la eléctrica, algo que su presidente, Ignacio Sánchez Galán, ha rechazado de plano. Para impedirlo blindó el año pasado el consejo cambiando el reglamento y, ya en la última junta, instó la destitución del consejero que ACS nombró por representación proporcional, según la Ley de Sociedades Anónimas.

Pero, a pesar de la crisis, la constructora que preside Florentino Pérez contaba con un calcetín, su participación en Abertis, para ampliar su participación en Iberdrola hasta el 20%. Con un consejero, cuyo derecho se decide estos días en un juzgado de Bilbao, o con esta participación, con lo que demostraría un cierto control en la gestión, ACS se anotaría los resultados de Iberdrola por puesta en equivalencia.

Además, una vez aprobada la polémica enmienda por la que se levantarán dentro de un año los límites a los derechos de voto en las empresas cotizadas (en Iberdrola, del 10%), el panorama cambiará. Hasta entonces, excepto si la caída de las acciones se acentúa (o para evitar que suban por la expectativa de la operación) no parece que a ACS le interese aumentar su participación.

Dividendo y compra

Entre las opciones que Iberdrola ha ofrecido a sus accionistas sobre el dividendo, ACS eligió cobrarlo en dinero contante y sonante. A la vista de la caída de las acciones (que llegaron a 4,63 euros el día 30), ha comprado después títulos para compensar su dilución.

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