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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La rueda tiene que seguir girando

Ha sido la contribución de las finanzas modernas al crecimiento económico tan crítica como para apoyar la remuneración a sus participantes más allá de cualquier experiencia anterior? ¿Justifica el valor añadido de la industria financiera unos beneficios equivalentes a hasta el 40% por ciento de todos los beneficios de todas las corporaciones de EE.UU.? ¿Puede el enorme uso de derivados, opciones complicadas e instrumentos financieros estructurados haber hecho una contribución paralela a la eficiencia económica?" El ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker planteaba, en una pieza escrita en la revista The New York Review of Books el 24 de junio preguntas tan pertinentes que escuecen.

La segunda oleada de la crisis no es tan violenta como la primera, pero puede ser también muy dañina. Lo vemos estos días, y lo comprobaremos a medida que las tensiones en los mercados financieros congelen aún más el crédito en los meses que vienen. Hoy le toca a la zona euro, y le toca muy de cerca a España. Y, por más que algunos dogmas establecidos en el BCE hayan construido un puente de plata el camino a los ataques especulativos, lo cierto es que no tiene mucho sentido hablar de la maldad intrínseca de los inversores anglosajones. Ellos sólo son las piezas del engranaje. La máquina que, como dice Volcker, supuso hasta el 40% de los beneficios empresariales en EE UU, no se puede dedicar de un día para otro a conceder créditos a tiendas de aparejos de pesca o familias de clase media. El drama es que para que estos créditos se puedan dar, la rueda de los mercados tiene que seguir girando. Y mientras ésta gira, deja un rastro, ya sea de burbujas financieras en formación, ya sea de castigo ilimitado. Así que, por el momento, las economías occidentales deberán seguir viviendo la contradicción de mover una rueda que, al girar, deja un rastro de destrucción. Sólo queda la duda de, cuando pase la obsesión por los déficit y el desequilibrio de la zona euro, las economías occidentales sabrán evitar que los mercados contagien a los ciudadanos esa enfermiza volatilidad, necesaria en todo caso para que la rueda de las finanzas siga girando.

Nuño Rodrigo. Redactor jefe

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