La nueva generación de banqueros
La suya es una de las carreras más meteóricas de la banca española. Cordial y cercano, el presidente del Popular, 48 años, acaba de aliarse con uno de los grandes bancos galos
Entró en el Banco Popular hace 26 años para hacer una suplencia de verano de tres meses en la dirección regional en Galicia. Por entonces, era un aspirante a abogado en cuarto curso de carrera que pensaba que la banca y el Derecho tenían poco que ver. Era el inicio que una meteórica carrera que le llevó en 2004 a sustituir a Luis Valls, primero como presidente ejecutivo del grupo y, a la muerte del veterano banquero en febrero de 2006, como presidente del consejo de administración. A sus 42 años, Ángel Ron, se convertía en el presidente más joven de la gran banca española.
El más joven y, según uno de sus colaboradores, Miguel Ángel Prieto, director de Responsabilidad Social del banco, el presidente mejor preparado. "Tiene un bagaje que pocos poseen", alude en relación a la experiencia de Ron en el grupo; ha pasado por sucursales, control de riesgos, servicio jurídico... "Esa experiencia es la que le permite adoptar decisiones rápidas", precisa Prieto.
Este lunes, cristalizaba la alianza con el segundo grupo francés de banca minorista, Crédit Mutuel, con el que el Popular creará un nuevo banco con 123 oficinas y 505 empleados procedentes del grupo español. Ron es el artífice de la operación. "Es un banco amigo, hay empatía y confianza entre los dos presidentes", asegura Alberto Muñoz, secretario general de Presidencia del Banco Popular. A pesar de que el país está azotado por las siete plagas, como comenta divertido Muñoz, el gigante europeo ha mostrado su interés por entrar en el mercado español. Como presidente, Ron ha defendido a ultranza del modelo de negocio del Popular, basado en el crecimiento rentable y la independencia. El acuerdo convertirá a la entidad francesa en su tercer accionista privado. "Esperamos que la joint venture cumpla con nuestras expectativas y las de nuestros socios", confía Muñoz. Aunque lo más importante no está en los manuales: "Con empatía, los problemas se solucionan fácilmente".
Cuando despacha con sus colaboradores, siempre se interesa por su situación personal y familiar
Ángel Ron es para sus colaboradores una persona cordial y cercana. A la hora de despachar con ellos, los primeros minutos los dedica a interesarse por su situación personal y familiar. Por el despacho de Miguel Ángel Prieto, el presidente ha aparecido unas cuantas veces en mangas de camisa. Es el estilo Popular: todo el mundo entra con naturalidad en los despachos de otros. Ron ha relatado en una entrevista la sorpresa que se llevó la primera vez que Luis Valls entró en su despacho para solicitar su opinión sobre un asunto. Debió acertar con el diagnóstico porque a los seis meses dejaron en sus manos la Dirección General de la Caja Cooperativa de Promoción y Crédito, una entidad especializada en microcréditos que había pedido ayuda al Popular.
Tras pasar por diversos puestos, entre ellos, la dirección regional de Asturias-Cantabria, en la que tuvo que administrar un negocio de 2.000 millones de euros, en 1998 le nombran director general de la Red Comercial del grupo, incluyendo los 5 bancos regionales y las financieras. La relación con Luis Valls se fue intensificando, hasta alcanzar un alto nivel de identificación, según confesaba hace años Ángel Ron. Tras probarle, el veterano banquero decidió llevarle a lo más alto, nombrándole su sucesor.
Hijo de un empleado del banco Hijos de Olimpio Pérez, origen del Banco Gallego, a Ángel Ron le inculcaron en casa la importancia de la educación, una sensibilidad que se aprecia en la política de responsabilidad social de la entidad. El Popular no es un banco de grandes patrocinios, la apuesta son las personas, y el presidente sabe distinguir qué proyecto es serio. Los problemas de los empleados son sus problemas, revela Miguel Ángel Prieto.
Jornadas de trece horas no le dejan mucho tiempo para otras cosas. Viajar con la familia es una de ellas; está casado -conoció a su mujer mientras estudiaban en Santiago de Compostela- y tiene dos hijos. Alberto Muñoz lo conoce desde 1995 y asegura que desde entonces, cuando "no era nada", no ha cambiado, mantiene "aficiones y amigos, pero ahora tiene menos tiempo". Tan normal que empieza la semana comentando los partidos de fútbol, simpatiza con el Real Madrid, pero conserva el cariño por el Compostela, de los partidos que veía de niño con su padre. Tiene la suerte, dice Prieto, de no alterarse nunca. Ni siquiera en octubre de 2008, bajo la amenaza de cierre de los mercados. Si el barco se hundía, él se aferraba a la solvencia del banco.