La irracionalidad del mercado
"El mercado está roto", "la Bolsa es irracional" o "la volatilidad reina en el parqué". Son expresiones que hemos escuchado repetidamente durante los últimos seis meses para hacer referencia al comportamiento de la Bolsa española. Frases que, a falta de buenas explicaciones, han conseguido convencer a más de uno y han servido de excusa para justificar sus excentricidades.
Y es que desde que comenzó el año hemos visto históricas subidas apoyadas en no tan positivas razones, caídas desmesuradas como reacción a noticias que en otro momento podrían haberse encajado mejor o, incluso, cierres planos en jornadas que parecían predestinadas a tener más ritmo. Veníamos de un ejercicio que fue espectacularmente positivo para la renta variable española. Y sin embargo, sin previo aviso, el Ibex ha conseguido que más de dos terceras partes de la subida de 2009 no sólo se evaporen sino que queden en el olvido. A estas alturas, son muy pocos los que consiguen tener presente que no hace tanto tiempo, en marzo del año pasado, el selectivo sorprendió a más de uno con un espectacular rebote desde mínimos.
Para colmo de males, la Bolsa española se ha puesto en evidencia respecto al resto de las plazas europeas. Su caída, sólo por debajo de la de la Bolsa griega, nada tiene que ver con los retrocesos que han experimentado Londres o París y está a años luz de la leve subida de Fráncfort. Y aunque es innegable que España ha protagonizado seis meses de malas noticias y ha estado en el ojo del huracán de la economía global por su elevado déficit y su complicada situación financiera, tampoco puede ignorarse que quizá el castigo ha sido excesivo.
Irracionalidad, sin lugar a dudas. Despedimos un semestre que ha estado plagado de inexplicables reacciones. Seis meses que progresivamente han alimentado la caída y han dejado una herencia difícil de subsanar. El mercado, sin lugar a dudas, ha convertido su irracionalidad en la vara de medir de su tendencia.