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Ocio

La crisis se ceba con los deportes náuticos y fuerza su reconversión

La matriculación de barcos cae el 35% y la demanda de amarres se contrae un 30%

La crisis se ceba con los deportes náuticos y fuerza su reconversión
La crisis se ceba con los deportes náuticos y fuerza su reconversión

El negocio de venta de embarcaciones de recreo en España cayó un 35% en 2009, según un estudio de la Asociación Nacional del Empresas Náuticas (ANEN). La contracción de la demanda se ha cebado con la totalidad de los segmentos de este mercado; así los barcos que finalmente fueron matriculados tienen en promedio una menor eslora que en ejercicios anteriores y la potencia de sus motores también ha menguado.

La crisis se ha notado en el agua pero también en el comportamiento del mercado de los puertos deportivos. Estas instalaciones se han sumergido en la actual temporada turística con un severo retroceso en la demanda de amarres que ronda el 30%. La cifra corresponde al mercado de Baleares, que junto al de Barcelona y Valencia marcan la tendencia del conjunto nacional. Además tienen un impacto negativo en la oferta complementaria que rodea estas instalaciones, según reconoce la patronal de instalaciones náuticas del archipiélago balear.

La asociación de empresarios calcula que, en el conjunto del Estado español, la actividad náutica deportiva aportó en 2008 una facturación de 5.536 millones de euros y dio trabajo a 115.000 personas. ANEN comunica que el año pasado se matricularon en España 6.700 embarcaciones frente a las 10.304 de 2008. En esta profunda depresión se lleva la peor parte el segmento de los barcos de vela, con una caída del 47,42%. En 2009 se inscribieron 411 embarcaciones frente a las 782 del año anterior. El segmento de motor se contrae el 38,13%, con 3.978 embarcaciones matriculadas en 2009 frente a 6.430 en 2008.

Por esloras, el descenso afecta también a todos los grupos. Los que salen mejor parados, sin embargo, son los barcos más pequeños (hasta 4,5 metros) que bajan el 23,4%. Con ello se rompe una tendencia de la época de las vacas gordas, en la que año a año los compradores se decantaban por el aumento de la eslora y de la potencia de los motores de sus embarcaciones. En 2009 los barcos matriculados de menos de 8 metros supusieron el 86,8% del total y ganaron 2,6 puntos de cuota de mercado.

La complicada situación por la que atraviesa el sector fue abordada en noviembre último en el Congreso de Turismo Náutico celebrado en Barcelona. En aquel foro se analizaron las "oportunidades y amenazas" que se ciernen sobre esta actividad durante los próximos años y que podrán decantarse en noticias positivas o negativas en función de las decisiones que se adopten.

Entre las oportunidades, el congreso destacó que la práctica de deportes náuticos es cada vez más popular en nuestro país, apoyada en una condiciones naturales que son inmejorables para su desarrollo. Los asistentes señalaron que el núcleo central de esta actividad, vinculada directamente a la compra y mantenimiento de embarcaciones y al despliegue y uso del parque de amarres, se ve complementado por un amplio conjunto de actividades relacionadas con la oferta de ocio y turismo en general que tienen un gran impacto socioeconómico. Se valoró igualmente que, en estos momentos, de dificultades se potencia para la temporada alta de la demanda la construcción de marinas secas y zonas de boyas de fondeo, con bajo impacto ecológico.

Entre los aficionados a la vela se critica con dureza que una buena parte de socios de clubes náuticos apenas muevan sus embarcaciones y que especulen con el precio de sus amarres durante la temporada de verano. Se dice que un porcentaje alto de los propietarios lo es por estatus, más que por afición.

Fuerte competencia de países con una fiscalidad más favorable

El congreso celebrado en Barcelona dejó en evidencia que la intensidad de la crisis económica puede destruir las bases de un negocio que todavía no está plenamente asentado en España. Los nubarrones se ciernen de la mano del descenso de las matriculaciones, el desplome de los precios y tarifas de venta y alquiler, la mayor oferta que demanda de amarres, la competencia de las ofertas náuticas de otros destinos turísticos con mejor trato fiscal, la gran estacionalidad de la oferta o la inexistencia de un estatuto jurídico propio, que somete la náutica deportiva a los designios de un organismo lejano a sus intereses como es la dirección general de la Marina Mercante. El sector se muestra especialmente obsesionado con lo que califican como un "incremento desproporcionado de los cánones y tasas a abonar por concesionarios y usuarios en los puertos de titularidad autonómica y estatal, y una escalada injustificada de los impuestos para la compra de embarcaciones".

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