Un recorte aristocrático
Hábil y pragmático, la familia ha sido el referente en su carrera política. El 'premier' británico ha sacado esta semana la tijera para recortar el déficit, el segundo mayor de la UE
La marcha de David Cameron hacia la cima recuerda a la del Tony Blair de los noventa; jóvenes, de brillante oratoria, que modernizaron sus anquilosados partidos y los llevaron al poder tras varios años en la oposición (18 años los laboristas, 13 los conservadores). Por algo, durante su campaña para ser el jefe de los tories en 2005, la prensa británica le puso el apodo de Tory Blair. Como su antecesor, Cameron ha tratado de cultivar una imagen fresca. El laborista llegó al 10 de Downing Street con una guitarra en la mano; el conservador, con un casco de bicicleta. Acudiendo a trabajar sobre dos ruedas le captaron precisamente los fotógrafos el pasado 7 de abril, un día después de que Gordon Brown convocara elecciones generales. Un mes después, con el apoyo de los Liberales Demócratas de Nick Clegg -se quedó a 20 escaños de poder gobernar en solitario-, Cameron se convertía a sus 43 años en el primer ministro de Gran Bretaña más joven en los últimos 200 años.
Difícil reto: mantener la unión en el seno del Partido Conservador y complacer a sus socios, los LibDem. Los pactos con éstos marcan las prioridades de Gobierno, entre ellas la reducción del déficit, el segundo más alto de la UE (el 12,6% del PIB). Esta semana, su Gobierno ha sacado la tijera. El durísimo ajuste fiscal anunciado incluye la subida del IVA del 17,5% al 20% a partir de 2011, la aplicación de un impuesto a los bancos británicos y las filiales de entidades extranjeras y un aumento de hasta 10 puntos en el gravamen sobre las ganancias de capital de las rentas más altas. El país había estado viviendo por encima de sus posibilidades. Ahora, se acabó el sueño.
David Donald William Cameron es el tercero de cuatro hijos de una familia acomodada; el padre, stockbrocker, una profesión equivalente en prestigio social a los antiguos agentes de cambio y Bolsa en España; la madre, juez. Se crió en el campo y confiesa que tuvo "una infancia feliz". Recibió una selecta educación, primero en Heatherdown, un centro escolar que no aceptaba más de 90 alumnos, después siguiendo la tradición familiar en Eton, el colegio privado más famoso del país, en cuyos pupitres se han sentado miembros de la realeza. æpermil;l mismo desciende de Guillermo IV y está emparentado con la reina Isabel II. Sus compañeros en la escuela nunca le conocieron un gran interés en la política, salvo los puntos de vista conservadores comunes en la mayoría de los alumnos. Fue un viaje a la antigua Unión Soviética, antes de entrar en la universidad, lo que le hizo cuestionarse el mundo.
El primer ministro admitió durante la campaña electoral que su esposa era su "arma secreta"
En Oxford conoció a George Osborne, actual Chancellor of the Exchequer (el ministro de Finanzas) y al actual alcalde de Londres, Boris Johnson. Con él entró en el exclusivo y polémico Bullingdon Club. Cameron, que nunca ha ocultado su pasado, siempre ha callado sobre esos años y tampoco ha aclarado si consumió marihuana en el internado.
Tras graduarse en Economía, Política y Filosofía, entró como investigador en el Gobierno de John Major, quien elogió la capacidad de Cameron para trabajar bajo presión. Luego pasó siete años en la empresa privada, Carlton Communications, pero estaba decidido a volver a la política. Entró en el Parlamento en 2001, con un escaño por la circunscripción conservadora de Witney y se convirtió en portavoz de Educación del partido. Después de ser director de coordinación política en la campaña electoral de mayo de ese año, presentó su candidatura para liderar el Partido Conservador, cargo que asumió en diciembre del 2005. Un hecho determinó su suerte: su brillante intervención sin un sola nota escrita. Destacaba por su habilidad más que por sus creencias, siempre dispuesto a arremangarse, según sus ex jefes.
Ambicioso y pragmático, Cameron proyecta la imagen del padre de familia. Se casó con Samantha Sheffield en 1996, directora creativa de Smythson, una firma de artículos de papelería de Bond Street que tiene por clientes a Stella McCartney o Kate Moss. El primer ministro no tuvo reparos en admitir en los primeros días de la campaña electoral que ella era su "arma secreta". A Samantha, una chica de la clase alta, se le atribuye el mérito de transformar la imagen de niño bien de su esposo. La primera dama estudió arte y luce el tatuaje de un delfín en un tobillo. Sus zapatos de Zara de 40 euros no pasan desapercibidos y la presentan como una mujer realista. Tras llegar a Downing Street, la señora Cameron ha optado por trabajar dos días a la semana.
La pareja ha tenido tres hijos, Ivan, que sufría parálisis cerebral y falleció en 2009 a los 6 años, Nancy de 6 años, y Elwen de 4, y espera otro bebé para septiembre. La enfermedad del pequeño Ivan ha hecho de Cameron un acérrimo defensor del Servicio Nacional de Salud. Los recortes que corresponderían a Sanidad tendrán que pagarlos otros ministerios. Cameron defiende los derechos de los homosexuales y se define como un luchador contra el cambio climático. Recientemente respondió a un compañero de partido que comparó a los activistas contra el cambio climático con los talibanes. También ha pedido perdón por el Domingo Sangriento, el asesinato de manifestantes en Irlanda del Norte en 1972.
Su gusto por caminar por Whitehall, el barrio del Gobierno, sin fuerte escolta policial, y su intención de conservar su Blackberry le está causando algunos problemas con los responsables de su seguridad.
Admite que le gusta la literatura trashy -barata- y el rock indie. No se cansa de ver las tres películas de El Padrino y se declara seguidor del Aston Villa. La web del partido conservador revela también que le gusta jugar al tenis, cultivar hortalizas y cocinar. Francia es uno de sus destinos favoritos para el tiempo libre, aunque la familia ha pasado muchas vacaciones en la propiedad de su suegro en la isla de Jura, famosa por los venados y por albergar la destilería más antigua de Escocia. Sus padres le inculcaron valores como el optimismo. Le será muy útil durante su mandato.