PT vuelve al borde del precipicio, pero con un rival muy distinto
Telefónica no es Sonae, las reglas son diferentes y la lusa carece de plan B
Portugal Telecom ya ha estado aquí; al borde del abismo, con el reloj corriendo en su contra y con su destino pendiente del sentir de un tercero. Y no fue hace tanto tiempo. Poco más de tres años han pasado desde la histórica junta en la que Sonae fracasó en su intento de comprar el ex monopolio portugués con una opa hostil.
Esa victoria explica parte de la tranquilidad que intentan transmitir desde PT ante el nuevo órdago lanzado por Telefónica. Si ganaron una vez, ¿por qué no puede volver a suceder? Y si no es así, al menos en esta ocasión el equipo gestor de PT tiene futuro. Telefónica pide que le vendan Vivo y ofrece 6.500 millones a cambio. El día después de la junta del próximo 30 de junio que tiene en sus manos la decisión no será dramáticamente distinto para el equipo directivo de la portuguesa pase lo que pase; sólo un poco diferente si gana Telefónica.
Pero por mucho que enseñe la experiencia, las similitudes entre la opa hostil de Sonae y la oferta de Telefónica por la operadora brasileña Vivo son escasas. En el fondo y en la forma.
A la española le basta con mayoría simple en la junta y no lucha contra una oferta millonaria en dividendos de PT
Para empezar, las reglas son diferentes. Hace tres años, los accionistas que quisieron votar no sólo tuvieron que registrarse, como ahora, sino que sus acciones quedaron bloqueadas durante cinco días; todo un riesgo para los fondos de inversión. Esta norma favorecía a PT porque podía ahuyentar a algún accionista extranjero y a ella le convenía que fueran los menos para ganar con la fuerza de su núcleo duro local. En la pelea con Telefónica, su deseo es el mismo, pero el bloqueo ya no está vigente: ningún accionista verá inmovilizados sus títulos.
El segundo cambio, más importante, es la mayoría necesaria para ganar el envite. Sonae debía cambiar los estatutos de PT para eliminar los límites a los derechos de voto como paso previo a la opa. Para ello requería mayoría de dos tercios. A Telefónica le basta la mayoría simple, un voto más que el contrario.
Lo que no ha cambiado en tres años es la necesidad de las compañías batalladoras -Sonae y Telefónica- de contar con el máximo número de accionistas en la junta. PT dispone de un núcleo estable portugués y fiel que suma entre un 24% y un 30%, así que para ganar hay que movilizar a los inversores extranjeros, cuyas ataduras no van más allá de la ganancia y el beneficio. Claro que lograr su concurso no garantiza nada. La junta que rubricó el fracaso de Sonae contó con la mayor participación en la historia de PT, el 66%, y pese a ello se perdió. Es más, Sonae no sólo no logró la mayoría de dos tercios; ni tan siquiera consiguió mayoría simple: sucumbió 43,9% a 46,58%.
Esa derrota supone una enseñanza para Telefónica. No lo tendrá fácil. Además, Sonae contaba con el respaldo del 10% del capital de la española. No está nada claro que Telefónica pueda votar en la junta del próximo miércoles.
Pero hay más aspectos que son diferentes. El primero es la propia oferta. La de Sonae era una opa hostil por todo PT y no era muy generosa. Telefónica va a por Vivo y paga una prima del 179% sobre la cotización de la brasileña.
Más allá de los beneficios por la oferta, también cuentan y mucho los incentivos para rechazarla. Y ése es el punto fuerte de Telefónica. Para convencer a los accionistas de que dijeran no a Sonae, PT prometió un plan integral de remuneración a los inversores, con fuertes dividendos y un agresivo plan de recompra de acciones. Ahora, su plan B es inexistente. Lo único que ha ofrecido PT es la promesa de que sabrá sacar partido a su presencia en Brasil si le dejan conservarla. Aun así, la papeleta de Telefónica sigue sin ser fácil. La oferta no supone un ingreso directo en los bolsillos de los accionistas, sino un pago a PT, que puede hacer con el dinero lo que quiera. Telefónica intentó forzar el reparto de un dividendo extra, pero fracasó. En todo caso, la decisión está en manos de los accionistas. El día 30 habrá veredicto.
Brandes fue la clave entonces y puede volver a serlo ahora
Portugal Telecom tiene muchos accionistas, pero hay uno que puede decidir por si solo el curso de los acontecimientos. Se trata del banco de inversión Brandes, el primer accionista financiero no portugués de PT.Hace tres años fue Brandes quien decidió el fracaso de la opa de Sonae. Una semana antes de la junta, el banco de inversión hizo público su voto en contra. El resto de la historia ya se conoce.Si Brandes sigue su calendario de entonces, hoy debería dar a conocer su posición. Una postura negativa podría provocar la reacción inmediata de Telefónica y una nueva subida de la oferta. Así sucedió con la primera propuesta de la española. Ofreció 5.700 millones por Vivo el 6 de mayo. El 28 de ese mes, Brandes dijo que era poco. El 1 de junio Telefónica presentó la nueva oferta de 6.500 millones.
Sin superdividendo, pero con posibilidades todavía
El presidente de la junta de accionistas de PT frustró el lunes uno de los principales planes de Telefónica para incentivar el voto favorable a su oferta de los accionistas. Pretendía obligar a PT a distribuir un dividendo de un euro por la venta de Vivo, pero se lo han impedido.Varios informes de analistas coincidieron ayer en señalar que la noticia no es buena para Telefónica, pero añadieron que las opciones de ganar la partida siguen siendo elevadas. Así lo reflejó Kepler en su nota de ayer. A su juicio, "es muy probable que se acepte la oferta".Banco Sabadell ve incluso un efecto positivo para Telefónica el veto al dividendo, porque "podría descontentar a los accionistas extranjeros de PT y podrían incrementar la presión sobre un equipo gestor que todavía no ha sido capaz de argumentar su oposición a esta oferta".