De ETT a agencias privadas de empleo
Las empresas de trabajo temporal quieren colaborar más con los servicios públicos de colocación.
Es una de sus reivindicaciones más persistentes. La recién aprobada reforma laboral abre la puerta a la reconversión de las empresas de trabajo temporal (ETT) en agencias privadas de colocación, como en la mayoría de los países europeos, en estrecha colaboración con el servicio público de empleo. La reforma levanta algunas restricciones, como la posibilidad de proporcionar trabajadores eventuales a las Administraciones públicas o a la construcción, aunque el sector considera que, de momento, es sólo un buen punto de partida para empezar a trabajar. Las ETT constituyen un colectivo pequeño, muy atomizado, en el que las 10 primeras compañías, la mayoría multinacionales, acaparan el 80% del mercado. El resto son pymes de todos los tamaños, algunas con una plantilla de no más de cuatro o cinco personas. La actividad de estas empresas ha sufrido con intensidad los efectos de la crisis, experimentando caídas en su gestión de la contratación superiores al 40%. Sin embargo, según Agett, la asociación que agrupa a las más grandes del sector, esta tendencia no ha tenido reflejo en la evolución de la tasa de temporalidad, ya que, "cuando las ETT veían cómo su gestión se reducía casi a la mitad, la tasa de temporalidad caía en sólo dos o tres puntos porcentuales, no en la misma proporción".
La destrucción de empleo no se ha plasmado en la desaparición de ETT. "El número de empresas que se han quedado en el camino ha sido mínimo. Tenemos mucha flexibilidad y eso nos ha permitido soportar esa tremenda caída de las ventas que en otros sectores hubiera sido mucho más dramática. Creo que se debe a que son empresas modernas, jóvenes, que han sabido adecuarse bien a la nueva situación para poder sobrevivir", en opinión de Miguel Calvo, presidente de la AETT, la otra asociación sectorial que agrupa a la mayoría de las compañías, y que preside Forsel, empresa de trabajo temporal perteneciente al Grupo Norte.
"Somos los primeros en caer cuando el empleo va mal y este año vamos en picado, no se ve la luz. Sin embargo, tenemos más trabajo, pero en el sentido de que acude a nosotros más gente en busca de empleo y tenemos que recibirla, porque, además, viene deprimida por su situación", señala Ernesto Rodríguez del Alisal, presidente de una pequeña ETT, Activa Madrid, que apunta, asimismo, la necesidad de que desaparezca el corsé que ahoga a esta actividad.
Su flexibilidad permite también que las ETT sean utilizadas por todo tipo de empresas, independientemente de su estructura. En torno el 30% de los contratos que gestionan son firmados con pymes. Salvo algunas excepciones de especialización, la mayoría trabaja en todas las actividades en las que puede operar. El sector servicios es el que más demanda sus prestaciones, ya que acapara, aproximadamente, el 70% del total de las colocaciones que realizan; le sigue, muy por detrás, la industria, con el 25%.
"Las ETT sólo gestionan las necesidades reales que genera el tejido empresarial dentro de los supuestos establecidos legalmente y con las máximas garantías. Al ser un vector de canalización de la temporalidad y gestor de recursos humanos que satisfacen las necesidades de las empresas que, al fin y al cabo, crean empleo, deberíamos conseguir que el acceso de las compañías a las ETT pueda realizarse de una forma más competitiva que la actual", indica Francisco Aranda, presidente de Agett.
Las reivindicaciones del sector vienen de lejos. Hay actividades en las que la participación de estas empresas ha estado totalmente excluida. "Somos muy conscientes de dónde podemos aportar valor. Como responsable de una compañía, evidentemente, no me metería en ciertos servicios que sé que son complejos, pero lo que no podemos entender es que exista una prohibición genérica que nos impida trabajar, por ejemplo, en el ámbito sanitario o socioasistencial", dice Miguel Calvo. Otro sector vetado, "que es aún más sangrante porque no tiene ninguna justificación desde el punto de vista de la defensa del trabajador ni de la prevención de riesgos, que es lo que debería motivar estas limitaciones", es el de las Administraciones públicas. Es una prohibición que no responde a ningún hecho objetivo, de acuerdo con lo que se entiende en Europa que es la labor de las ETT, que ahora la reforma laboral parece que va a eliminar", añade Calvo.
No obstante, España tiene de plazo hasta diciembre de 2011 para transponer la normativa comunitaria que regula el trabajo temporal, donde se dice que pueden existir limitaciones pero basadas en circunstancias objetivas, principalmente centradas en asuntos relacionados con la prevención.
En general, el sector resalta la importancia de los servicios públicos de empleo. "No pretendemos que se eliminen, sencillamente pedimos que nos dejen colaborar con ellos. Nosotros nos dedicamos a intermediar y disponemos de una red de oficinas que puede ponerse al servicio de las oficinas públicas para ayudar a colocar a las personas", resalta el presidente de AETT, que también afirma que, en contra de la demonización que se ha hecho de estas empresas, las ETT viven de encontrarle trabajo a la gente. "Es más, de buscarle trabajo temporal, que sabemos que es temporal y que tiene que ser temporal. Ojalá que las personas se queden en la empresa como indefinidas, es nuestro mayor éxito porque significa que lo hemos hecho bien". Una realidad que, según el sector, pone de manifiesto que las ETT pueden ser un puente hacia un empleo estable es que cerca del 30% de los trabajadores que entran en una compañía a través de ellas acaban quedándose de forma indefinida.
Según datos estimados por la AETT, en 2008 el sector facturó 2.868 millones de euros; en 2009 se redujo a 1.721 millones de euros, y el número de trabajadores contratados fue de 1,7 millones.
Colaboración público-privada
El papel de las ETT es muy importante en Europa, afirma Miguel Calvo, "y lo va a tener que ser también en España porque, al final, el europeo es un mercado único desde el punto de vista del empleo. Creo que, cuando las empresas empiecen a ver la luz, van a recurrir a nuestros servicios más de lo que lo han hecho hasta ahora. Además, tendrán más cautela a la hora de contratar personal propio porque han pasado situaciones dramáticas, y se lo van a pensar dos veces".En la mayoría de los países europeos, la colaboración público-privada, a la que aspiran las ETT españolas, es un hecho. Es el caso de Francia, donde las actividades de las empresas de trabajo temporal han sido legalmente ampliadas para la contratación indefinida, permitiendo así su conversión en agencias privadas. El ANPE, el servicio de empleo público, puede subcontratar servicios de colocación, evaluación y seguimiento de parados con estas empresas.En los Países Bajos, el 65% de las ofertas de trabajo que se tramitan en el servicio público provienen de las agencias privadas. En Alemania, existe un acuerdo marco de cooperación de la Federación Nacional de Agencias Privadas y el Servicio Federal de Empleo Público. Además de España, en Europa sólo existen otras tres excepciones donde no se ha avanzado en esta dirección: Grecia, Noruega y Luxemburgo.