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Según EE UU

Afganistán posee yacimientos minerales sin explotar valorados en un billón de dólares

Afganistán posee yacimientos minerales sin explotar cuyo valor de mercado podría alcanzar el billón de dólares (más de 820.000 millones de euros, una cantidad equivalente al PIB de Países Bajos), según estimaciones de altos dirigentes del Gobierno de Estados Unidos, que opinan que el desarrollo de la industria minera podría cambiar por completo la situación económica (y la guerra) en el país centroasiático, donde a día de hoy uno de los negocios más relevantes es el de la exportación ilegal de opio.

Según destacados dirigentes estadounidenses citados por el diario ''The New York Times'', Afganistán tiene potencial para convertirse en el principal centro minero del mundo por sus enormes yacimientos de tales como hierro, cobre y cobalto.

Se estima, además, que Afganistán podría albergar las mayores reservas del mundo de litio, un mineral básico para la industria moderna con el que se fabrican, entre otras cosas, baterías o componentes de teléfonos móviles u ordenadores portátiles.

Sólo la cantidad de litio que se cree se haya en un yacimiento de la provincia meridional de Ghazni es mayor que la que hay en Bolivia, el país del mundo que hasta hoy posee las mayores reservas de este material. Según un documento interno del Pentágono citado por el rotativo estadounidense, Afganistán posee el potencial para convertirse en "la Arabia Saudí del litio".

El potencial minero de Afganistán es tan grande porque a lo largo de su historia, que desde hace siglos se ha caracterizado por la inestabilidad política y las guerras, apenas sí ha habido una pequeña explotación minera de tipo artesanal.

Dificultades para la explotación comercial

Esta circunstancia, sin embargo, también representa una desventaja, ya que la creación de un infraestructura minera adecuada que hiciera posible la explotación comercial de estos minerales podría llevar décadas, según el Instituto Geológico de Estados Unidos.

A esta escasísima industrialización del país habría que añadirle otra dificultad, la de los altos niveles de corrupción que sufre la administración afgana. Constituye un buen ejemplo de ello el antiguo ministro afgano de Minas, que hubo de abandonar su cartera tras ser acusado por parte de Estados Unidos de aceptar sobornos de China por valor de 30 millones de dólares a cambio de entregarlea este país los dereChos de explotación de una explotación de cobre en la provincia de Logar (este).

Por otro lado, el Gobierno estadounidense cree que el marco legal que en la actualidad posee Afganistán en materia de regulación de yacimientos es claramente insuficiente a la luz de los nuevos descubriminetos sobre la riqueza mineral del país.

La actual ley, que fue elaborada con la colaboración del Banco Mundial, podría no resistir las previbles tensiones que surgirían entre la administración central y los gobiernos provinciales acerca de los beneficios de la explotación minera, según Paul Brinkley, subsecretario del Pentágono y que dirige equipo de geólogos y militares que ha realizado las estimaciones.

"El Ministerio de Minas afgano no está preparado para manejar esto. Estamos intentando ayudarles en esto", sostiene Binkley. Este dirigente señala que la explotación responsable desde un punto de vista medioambiental de las riquezas afganas sería otro gran reto, ya que debido a su escasísima industrialización, la legislación mediomabiental en Afganistán es prácticamente inexistente.

Los funcionarios estadounidenses creen además que China ya ha puesto sus ojos en las grandes riquezas potenciales del país, lo que representa una amenaza para sus intereses. Consideran que, tras la adquisión de la mina de Logar, los chinos querrán seguir obteniendo concesiones de explotación.

El origen de las estimaciones

Estas estimaciones de las riquezas de Afganistán, un país que durante las últimas tres décadas ha vivido en un estado prácticamente ininterrupido de guerras civiles e invasiones extranjeras, comenzaron en 2001. Dicho año, que fue el de la ocupación estadounidense y el derrocamiento de los talibanes, fue cuando un grupo de geólogos afganos devolvieron a las bibliotecas públicas una serie de mapas tomados por cartógrafos soviéticos durante los ochenta, durante la invasión de Afganistán por parte de la URSS.

En 2006 geólogos estadounidenses realizaron labores de cartografía aérea con los que cubrieron el 70 por ciento del país, mientras que en 2007 usaron aviones dotados con equipamientos aún más sofisticados que permitieron realizar mapas del terreno en tres dimensiones, según ''The New York Times''. Estos resultados permanecieron en el olvido, ignorados tanto por Kabul como por Washington, hasta que en 2009 el Pentágono trasladó parte de sus programas de desarrollo eonómico de Irak a Afganistán y se empezaron a leer aquella información de tipo geológico en clave económica.

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