Merkel y Sarkozy escenifican la cohesión en el turbulento panorama alemán y europeo
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hicieron hoy alarde de cohesión, pese a sus diferencias sobre cómo actuar ante las crisis actuales y futuras de la UE, en un intento de mostrar solidez en el turbulento panorama europeo y en la propia coalición de Berlín.
Merkel salió al paso de las especulaciones sobre un rescate para España -como insistentemente sacaron a colación medios alemanes estos días- al afirmar que no va a participar en tales rumores, al tiempo que se aprobó un "paraguas para toda la Eurozona" y éste se activará en cualquier momento, "para España o para otro país".
"La noticia importante, para los mercados y para los países, es que existe ese paraguas", insistió Merkel, al término de una reunión de algo más de hora y media con Sarkozy en Berlín, enmarcada por las turbulencias en todas las direcciones -bilaterales, en la Eurozona y en las filas de Merkel- y acrecentadas por rumores de una pronta ruptura de la coalición gobernante en Alemania.
Merkel y Sarkozy subrayaron su propósito de presentarse a la próxima cumbre del G-20 en Toronto con una posición conjunta porque, dijeron, "no estamos satisfechos" con lo conseguido en la anterior cita del grupo en lo relativo a lograr una mayor regulación de los mercados financieros.
Para ello, dirigirán una carta al primer ministro canadiense, Stephen Harper, en la que defenderán propuestas comunes como la creación de una tasa bancaria para que los institutos financieros cuenten con un colchón de fondos, en el caso de una nueva crisis, y la implantación de un impuesto para las transacciones.
De las muestras de cohesión pasaron ambos líderes a hacer equilibrios cuando se entró en el terreno de la creación de un gobierno económico entre los dieciséis países de la Eurozona, que Sarzoky defiende, pero Merkel hasta ahora rechaza.
"No se trata de crear instituciones nuevas, sino de abordar los problemas en el marco de los veintisiete miembros de la UE y, si acaso, actuar los dieciséis, si la situación lo requiere", dijo Merkel, ratificando su postura a favor de englobar a todos los socios.
Sarkozy, en cambio, insistió en las palabras "rapidez de actuación" y "dinamismo" para reforzar así su argumento a favor del gobierno económico de la Eurozona.
Ni uno ni uno concretaron más a este respecto, pese a que teóricamente la cita en la Cancillería era preparatoria para la cumbre de la UE del próximo jueves, en la que Berlín y París quieren presentarse, en palabras de Merkel, "con una única voz".
Con ello no logró disipar el ambiente enrarecido sobre la reunión, que debía haberse celebrado una semana antes y fue postergada sin explicaciones convincentes y cuando, como relata el semanario "Der Spiegel", estaba formada ya la escolta motorizada de Sarkozy ante el Elíseo y en el aeropuerto de Berlín esperaban los periodistas.
Merkel había anunciado ese mismo día el draconiano paquete de ahorro -80.000 millones de euros hasta 2014, el más severo en la historia de la República Federal de Alemania (RFA)- que un par de días después criticó Sarkozy y que ahora dice que "es asunto de la política económica de la canciller".
Las diferencias latentes de siempre entre ambos líderes se convirtieron en abiertas tras el estallido de la crisis griega.
Sarkozy apuesta por las ayudas rápidas, Merkel ha revalidado su apodo de "Madame Non" actuando de freno.
El cohesión escenificada hoy tenía una solidez similar a las declaraciones en las filas de la coalición de Merkel al afirmar que la alianza de gobierno aguantará toda la legislatura.
Las tensiones en el tripartito -Unión Cristianodemócrata (CDU), Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y Partido Liberal (FDP)- han rebasado el ámbito del disenso recurrente en materia fiscal y sanitaria y se han extendido al calendario para el apagón nuclear y la reforma del Ejército.
La prueba de fuego puede ser la elección presidencial, el 30 de junio, de no conseguir el candidato de Merkel, el barón regional Christian Wulff, el voto cerrado de sus filas.
Numéricamente Wulff, primer ministro de Baja Sajonia, tiene una cómoda mayoría en la Asamblea Federal, a la que compete su designación.
Sin embargo, el propio Wulff advirtió hoy de que las tensiones son un peligro para su elección, de la que podía salir beneficiado el candidato designado por la oposición, Joachim Gauck, el carismático ex disidente de la Alemania comunista y responsable de la tutela de los archivos de la Stasi (antigua policía política germanoriental) tras la caída del Muro de Berlín.
Un fracaso de la candidatura de Wulff precipitaría, según todos los analistas, la caída del Gobierno de Merkel.