La empresa en las venas
Nieto e hijo de empresarios, el presidente y consejero delegado de Grifols consolida, con la compra de Talecris, su apuesta en EE UU.
Lo que más impresiona es su origen: España. Lo decía un analista en Bloomberg Televisión mostrando cómo los estadounidenses asistían boquiabiertos esta semana a la adquisición de Talecris por parte de Grifols, fabricante de fármacos biológicos a partir del plasma sanguíneo. "Sorprendente", continuaba la entrevistadora con un incrédulo arqueo de cejas. Con todos los problemas que atraviesa la economía de ese país, ¿cómo es posible que esa compañía lleve a cabo una operación de semejante envergadura en Estados Unidos? Tal vez porque por el torrente sanguíneo de la economía española fluya algo más que burbujas inmobiliarias, recortes salariales y tasas de desempleo apabullantes. Grifols también circula por sus venas.
La compra de Talecris, compañía estadounidense de hemoderivados y más grande incluso que la propia Grifols, por 2.800 millones de euros, es un paso de gigante para esta empresa familiar que pasa del quinto al tercer puesto mundial en el sector. Una adquisición que responde a la estrategia de expansión de la empresa.
Y un éxito rotundo que exige, además, comprender el de la propia familia Grifols. Víctor Grifols Roura, presidente y consejero delegado del grupo, lleva el negocio en la sangre. Nieto, hijo y sobrino de doctores y pioneros en la investigación, es el artífice de la extraordinaria dimensión del grupo.
Víctor Grifols nació en 1950, diez años después de que su abuelo, el doctor José Grifols Roig, fundara los Laboratorios Grifols en plena postguerra. En ellos, trabajó codo con codo con sus hijos Víctor y José Antonio Grifols Lucas. Dos décadas después de intenso trabajo, en los 60, el laboratorio se había labrado a pulso un gran prestigio en el ámbito de los análisis clínicos y como banco de sangre. Entonces, el padre del actual presidente, Grifols Lucas, buscó un socio americano, y la empresa se consolidó como la más importante en el ramo de la química clínica y la inmunohematología en España.
La historia de la familia Grifols "es sorprendente y apasionante", afirma Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat de Cataluña. "Víctor Grifols Lucas padre del actual presidente es un buen ejemplo de que se puede hacer algo importante y de muy alto nivel mundial a base de tenacidad, de ingenio, de curiosidad y de ilusión, aunque de entrada no se disponga de los medios que parecen imprescindibles para obtener un objetivo tan ambicioso como el de los Laboratorios Grifols", termina.
Víctor Grifols, sin embargo, no estudió medicina como su padre. Se decantó por Empresariales en la Universidad de Barcelona, su ciudad. En 1973, se incorporó a la compañía donde desde temprano entendió que el futuro pasaba por la internacionalización. En 1988, Grifols abrió su primera filial internacional en Portugal y desde entonces es imparable: está presente en más de 90 países, con 22 filiales propias y emplea a 6.000 trabajadores en todo el mundo.
"El éxito de Grifols se basa en la I+D+i y en la internacionalización", afirma el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Diagnóstico con el que coincide Marina Geli, consejera de Salud de la Generalitat. "El grupo es pionero y todo un ejemplo a seguir", continúa Sebastián. A finales del año pasado, el ministro visitó las instalaciones que Grifols tiene en Los Ángeles, California, para la producción de los derivados del plasma. Y es EE UU, precisamente, el corazón que bombea la materia prima con la que trabaja la compañía: el plasma sanguíneo.
"He visto crecer a Grifols con prudencia y rapidez", explica Inocencio F. Arias, hasta hace poco cónsul en Los Ángeles. El diplomático recuerda especialmente el momento "del lanzamiento de la segunda fase de las imponentes instalaciones". Entonces, el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, recelaba a la hora de dar su apoyo a Grifols, pero después, en una cena, confesó a Arias que le parecía "un ejemplo excelente de lo que quería para la ciudad".
¿El éxito de la familia? "Son una dinastía audaz pero enormemente realista. Dan saltos empresariales, algunos grandes, pero siempre muy bien estudiados. No improvisan". Y Víctor Grifols ha heredado "la solidez de su padre". Ante casos así, "sacas pecho", resume.