Roubini: la crisis de la deuda soberana puede provocar la desintegración del euro
El economista y profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini ha alertado hoy de que la crisis de la deuda soberana podría, en el peor de los casos, provocar "la desintegración de la moneda única" o hacer que una "ola de impagos desordenados desbarate el sistema financiero y precipite una nueva recesión".
En un artículo conjunto en Financial Times con el director administrativo de investigación de mercado y estrategia de Roubini Global Economics, Arnab Das, el economista apunta también que, "en el mejor de los casos", la recuperación en Europa "se resentirá" y el colapso del euro "afectará al crecimiento de sus principales socios comerciales".
El economista recuerda, en un momento en que todos los gobiernos están socializando las pérdidas privadas e intentando impulsar la demanda, que la deuda pública es "en ultima instancia "una carga privada", ya que los gobiernos sobreviven fiscalizando la renta y la riqueza privada o mediante el impuesto sobre el capital. "Al final, los gobiernos también deben desapalancarse o, de lo contrario, la deuda pública explotará, precipitando nuevas crisis más profundas de los sectores público y privado", añade.
Roubini destaca que esto ya está sucediendo en "la primera línea de la crisis, la deuda soberana de la eurozona". Así, subraya que, aunque Grecia ha sido "la primera en caer por el precipicio, Irlanda, Portugal y España están cerca". Además, añade que Italia, aunque aún no tiene problemas de liquidez, afronta riesgos de solvencia, Francia y Alemania sufren crecientes déficit y Reino Unido ya está empezando a hacer recortes en el presupuesto. "Con el tiempo, EE UU también tendrá que llevarlos a cabo", agrega.
Asimismo, incide en que la zona euro ha ofrecido una lección sobre "cómo no responder a una crisis" y critica que, tras muchas vacilaciones y negativas sobre Grecia, los países orquestaron una "abrumadora muestra de poder" con su plan de rescate de 750.000 millones de euros, que mejoró la confianza durante un día, pero que se saltaba las reglas del juego.
Por este motivo, Roubini reclama "un solución global" a este problema mundial, en vez de "respuestas locales balcanizadas". Así, propone que los países de la eurozona actúen juntos para "desregular, liberalizar, reformar el sur y fomentar la demanda en el norte para restaurar el dinamismo y el crecimiento". También flexibilizar la política monetaria para prevenir la deflación y mejorar la competitividad e implementar mecanismos de reestructuración de la deuda soberana para limitar el riesgo moral derivado de los rescates.
Asimismo, recalca que hay que hacer frente a un problema de solvencia que exige "mucho trabajo" y del que Grecia no es más que "la punta del iceberg", ya que los bancos de España y del resto de Europa "están repletos de deudas incobrables". Además, insta a acelerar una "reforma radical del sector financiero", ya que la mayoría de las propuestas hechas hasta ahora son "insuficientes e irrelevantes".
Por último, insiste en la necesidad de restaurar la "sostenibilidad fiscal" y apuesta por reequilibrar la economía global. "Los países deficitarios tienen que aumentar sus ahorros e inversión; las naciones excedentarias deben estimular el consumo", concluye.