Miles de griegos secundan la quinta huelga general en contra de los ajustes
Los problemas en el transporte perjudican gravemente el turismo
"Ladrones, ladrones. Quitad las manos de nuestras pensiones". æpermil;se fue uno de los lemas más coreados ayer en las calles de Atenas con motivo de la quinta huelga general que secundan los griegos. El país volvió ayer a quedar otra vez paralizado: sin transporte público, marítimo y de trenes, y en los hospitales sólo se atendieron las urgencias. Los manifestantes, unos 50.000 según los sindicatos y 15.000 según la Policía, mantienen su rechazo al duro plan de recorte del gasto aprobado por el Gobierno que pretende reducir el déficit y el nivel de endeudamiento.
Los sindicatos rechazan el proyecto de ley sobre pensiones que prevé eliminar las pagas extras a los jubilados que cobran más de 2.500 euros al mes. Además, el nuevo sistema establece en 60 años la edad mínima de jubilación, eleva de 37 a 40 años el periodo de cotización para acceder a la pensión completa y amplía a toda la vida laboral el periodo para calcular la pensión.
Estas medidas, así como la subida de impuestos y la reducción de tamaño de la Administración Pública, forman parte del programa de ahorro que sus socios europeos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han impuesto al país heleno como condición para recibir 110.000 millones en préstamos. El lunes Grecia recibió un primer desembolso de 14.500 millones de la eurozona. La semana pasada había obtenido 5.500 millones del FMI. Con estos recursos pudo pagar el martes una deuda de 8.500 millones a los titulares del bono griego. Las protestas llegaron también a Bruselas. Un centenar de personas se concentraron por primera vez frente a las instituciones europeas en una muestra de "solidaridad" con el pueblo griego. Allí, 41 partidos comunistas y obreros que participaron en el Seminario Comunista Internacional de Bruselas denunciaron la complicidad entre la UE, el FMI y los banqueros.
El sector turístico, que esta vez participó en el paro de Atenas, se vio muy perjudicado. Las reservas cayeron y ayer tres cruceros se vieron obligados a desembarcar a sus pasajeros en otros puertos. La policía vigiló los actos de protesta para evitar los graves disturbios de días atrás en los que murieron cinco personas.